El EuroBasket FIBA 2025 no solo está ofreciendo espectáculo en la cancha, también está marcando un antes y un después en la manera de entender el deporte como motor de cambio social. Entre la intensidad de los partidos y la emoción de los aficionados, se desplegó una serie de iniciativas que invitaron a la inclusión, la participación activa y el valor de compartir experiencias a través del baloncesto.
En esta edición, el proyecto Basketball For Good tomó un rol protagónico, conectando a jóvenes, atletas y comunidades en torno a la idea de que el baloncesto no es únicamente una competencia, sino una herramienta que abre puertas, inspira y genera igualdad. Desde Finlandia hasta Letonia, cada acción realizada demostró que el verdadero legado del torneo trasciende los resultados deportivos.
El baloncesto como puente hacia la inclusión
Uno de los hitos más conmovedores fue el primer Campamento Internacional de Baloncesto Unificado de Europa, organizado en Tampere, Finlandia en colaboración con Special Olympics. Allí, participantes con discapacidades de distintos países vivieron jornadas intensas que combinaron entrenamientos, espacios de integración y momentos de alegría compartida. Lo más simbólico llegó en el entretiempo de un partido del EuroBasket, cuando los campistas saltaron a la cancha y sintieron el calor de miles de personas aplaudiendo su esfuerzo.
A estas vivencias se sumaron seminarios virtuales con expertos como Lauri Aaltonen, quien compartió experiencias sobre liderazgo inclusivo y el rol del deporte en la construcción de comunidades más abiertas. El campamento no solo entregó herramientas técnicas, sino también la certeza de que el baloncesto puede ser un idioma universal para unir a personas más allá de sus diferencias.
De la cancha a la comunidad
El espíritu inclusivo no se quedó en Finlandia. Cuando la competición llegó a Riga, Letonia, el proyecto continuó con nuevos partidos en el entretiempo, en los que jóvenes con discapacidades intelectuales pudieron ser protagonistas. Estos encuentros, organizados junto a Special Olympics y la Fundación FIBA, recordaron que la verdadera victoria está en ofrecer oportunidades y dar visibilidad a quienes normalmente permanecen al margen.
Además del momento único de jugar frente a sus ídolos y el público, cada participante se llevó a casa una camiseta y un balón, recuerdos tangibles de una experiencia que permanecerá en sus corazones. Más allá del objeto, lo que se grabó en cada uno de ellos fue la convicción de que el deporte puede transformar vidas, reforzando el compromiso de la Fundación FIBA con un legado que combina pasión, inclusión y esperanza.




