El combate entre Jake Paul, el influencer convertido en boxeador, y Mike Tyson, la leyenda de 58 años, ha demostrado una vez más que el boxeo moderno está tan enfocado en el espectáculo como en el deporte. La pelea se la llevó Paul tras ocho asaltos anodinos y sin ningún golpe a la altura de la expectación. El evento, celebrado en el AT&T Stadium de Arlington, Texas, captó la atención mundial y generó cifras récord tanto en audiencia como en ingresos, aunque con un elevado coste: enterró la visibilidad de un combate histórico para el boxeo femenino entre Katie Taylor y Amanda Serrano. Deportivamente, este combate sí estuvo a la altura de las circunstancias.
Con una diferencia de edad de 30 años entre ambos, el dueloentre Jake Paul y Mike Tyson fue más un show mediático que un desafío deportivo. Sin embargo, atrajo más de 20 millones de espectadores en plataformas de streaming y televisión, convirtiéndose en uno de los eventos más vistos del año. En términos económicos, el evento generó más de 150 millones de dólares, con una bolsa de 50 millones para Jake Paul y 30 millones para Tyson, cifras que reflejan el poder del marketing sobre la calidad deportiva y que están muy lejos de la bolsa de 6 millones de dólares destinada a Taylor y Serrano. Aún así, esta cifra ha sido la mayor de la historia de un combate de boxeo femenino.
EL OLVIDO DEL COMBATE FEMENINO
Mientras Paul y Tyson llenaban titulares, Katie Taylor y Amanda Serrano protagonizaban lo que debía ser el evento principal del boxeo en 2024: una revancha esperada durante meses que reafirmó a la irlandesa como una de las grandes de la historia del deporte. Taylor se impuso por decisión unánime en un combate técnico e intenso que dejó sin aliento a los aficionados con golpes y hasta algún polémico cabezazo.
Sin embargo, su trascendencia quedó eclipsada. «Es frustrante ver cómo las peleas mediáticas reciben más atención que nosotras, que estamos haciendo historia en el ring», comentó Serrano tras el evento. Taylor, por su parte, señaló: «Espero que algún día los combates femeninos reciban el respeto que merecen». Y es que, tras ver el decepcionante combate entre Paul y Tyson, ¿acaso la palanca mediática no se podía haber activado con este combate que ya llenó en su día el Madison Square Garden de Nueva York?
UN ESPEJO DEL BOXEO ACTUAL
El contraste entre ambos eventos es un reflejo del estado actual del boxeo: mientras los combates auténticos luchan por audiencia, los eventos prefabricados dominan las tendencias. La pelea entre Paul y Tyson, con un ritmo pausado y pocas emociones reales, fue más una actuación teatral que un duelo competitivo, pero su éxito financiero indica hacia dónde se dirige la industria.
La pregunta que queda es: ¿qué lecciones sacará el boxeo de este episodio? El deporte necesita encontrar un equilibrio entre el espectáculo y el respeto por su esencia, para no perder a los aficionados de toda la vida que valoran la técnica y el legado. Mientras tanto, figuras como Taylor y Serrano seguirán luchando, no solo en el ring, sino también por la visibilidad que merecen.
DECLARACIONES POSTERIORES DE PAUL Y TYSON
Jake Paul, en su habitual estilo polémico, declaró tras su victoria por decisión dividida: «Los números hablan por sí solos. Esto no es solo boxeo, es entretenimiento». Tyson, por su parte, agradeció a los fans y admitió: «Esto fue por diversión, no por títulos. Pero siempre es bueno sentir el amor de la gente«.
Por desgracia, ese amor mediático eclipsó los valores que desprendieron las estrellas del boxeo femenino, que, a pesar de su entrega y excelencia, aún pelean en un segundo plano. Así será, al menos, hasta que se apueste por ellas de la misma manera que por el boxeo masculino.