La final femenina de los 1.500 metros en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 sigue consolidándose como una de las carreras más controvertidas de la historia, después de que la rusa Tatyana Tomashova haya sido despojada de su medalla de plata. Con esta descalificación, ya son cinco de las 12 finalistas sancionadas por dopaje, dejando una mancha permanente en este evento.
Tomashova, inicialmente cuarta, había subido al segundo lugar tras las descalificaciones previas de las turcas Asli Cakir Alptekin y Gamze Bulut, quienes perdieron sus medallas por dopaje sanguíneo en 2015 y 2017. Ahora, nuevas evidencias del antiguo laboratorio de Moscú han confirmado que Tomashova también utilizó sustancias prohibidas.
LA VERDAD SALE A LA LUZ
La Unidad de Integridad del Atletismo (AIU, por sus siglas en inglés) confirmó la sanción de 10 años impuesta a Tomashova por el Tribunal de Arbitraje Deportivo en septiembre de 2024. Según un comunicado de la AIU, “las sanciones están basadas en datos históricos que muestran evidencias de dopaje en el atletismo ruso”.
Con esta descalificación, el Comité Olímpico Internacional procederá a reasignar las medallas. Maryam Yusuf Jamal de Bahréin mantiene el oro, mientras que la sueca Abeba Aregawi sube a la plata, y la estadounidense Shannon Rowbury recibe el bronce.
DOLOROSO RECUERDO PARA LAS ATLETAS LIMPIAS
La británica Lisa Dobriskey, quien tras estas revisiones asciende al quinto lugar, ya había cuestionado la limpieza de la carrera en 2012. En declaraciones posteriores, recordó lo devastador que fue el momento: “Quería llorar y salir del estadio. Fue humillante competir en casa y sentir que había defraudado a mi familia y amigos”.
Su compañera Laura Weightman, quien ahora ocupa el sexto lugar, también ha sido beneficiada por estas decisiones tardías, aunque el daño emocional y deportivo para muchas de las participantes sigue siendo irreparable.
CASO EMBLEMÁTICO DE LA CRISIS DEL DOPAJE
El escándalo de los 1500m en Londres 2012 refleja una crisis más amplia en el atletismo, especialmente vinculada al dopaje sistemático en Rusia. Este caso, junto con otros similares, ha impulsado a organismos internacionales a reforzar los controles y sanciones para garantizar la limpieza en el deporte.
La reasignación de medallas trae un alivio parcial a las víctimas de este sistema corrupto, pero también subraya la necesidad de seguir luchando contra el dopaje para proteger el espíritu de competiciones justas que definen los Juegos Olímpicos.
