La posibilidad de que Alemania acoja los Juegos Olímpicos y Paralímpicos entre 2036 y 2044 ha despertado un intenso debate en el país. Con Berlín, Hamburgo, Múnich y la región del Rin-Ruhr como candidatas, la carrera interna se ha convertido en un reflejo de cómo cada territorio entiende su rol en el mayor evento deportivo global. Mientras unas ciudades buscan capitalizar su infraestructura existente con un enfoque participativo, otras apuestan por grandes transformaciones urbanas, alta visibilidad internacional y respaldo político sólido.
El proceso, liderado por la Confederación Alemana de Deportes Olímpicos (DOSB), deberá resolver una disyuntiva clave: elegir una propuesta técnicamente viable y, al mismo tiempo, capaz de representar una nueva visión del olimpismo en un país aún marcado por el legado histórico de los Juegos de 1936. El debate no solo se ha instalado en el ámbito deportivo, sino que también permea la esfera política, económica y social, con opiniones divididas entre el entusiasmo, la cautela y el rechazo.
Candidaturas con identidad: entre el legado, la participación y la integración
Berlín se ha posicionado con fuerza como aspirante a los Juegos del centenario, con un enfoque simbólico que busca transformar el recuerdo de 1936 en una oportunidad de renovación democrática. Con apoyo político y un concepto que incluye sedes en otros estados federados, promotores como Kaweh Niroomand destacan beneficios sociales e infraestructurales, desde nuevos pabellones deportivos hasta viviendas accesibles para la comunidad. Aunque una reciente encuesta reveló una división ciudadana entre el apoyo y el rechazo, el proyecto apela a un sentido profundo de comunidad y transformación cultural. Por su parte, Hamburgo ha regresado al escenario olímpico tras el revés de 2015 con una propuesta centrada en la participación ciudadana. Con presupuesto asignado, planificación transparente y una innovadora ceremonia flotante proyectada para el Binnenalster, la ciudad busca reconectar con su gente antes de someterse a un nuevo referéndum en 2026.
En Múnich, la estrategia se apoya en la colaboración regional a través del concepto München+, integrando ciudades bávaras y recintos históricos modernizados como el Eiskanal. El apoyo ciudadano se pondrá a prueba en un referéndum en 2025, mientras se invierte en reforzar la infraestructura y el relato de la candidatura. En tanto, Renania-Ruhr propone un modelo inclusivo e integrado, con sedes olímpicas y paralímpicas compartidas en un entorno altamente industrializado. Sin embargo, su falta de respaldo financiero y político ha generado críticas incluso desde sectores aliados. Con la decisión final del DOSB prevista para 2026, cada propuesta deberá no solo demostrar su viabilidad técnica, sino también convencer al país —y al mundo— de cuál es la Alemania del futuro que quiere abrir los Juegos.