Amnistía Internacional ha pedido a la FIFA que “interrumpa” el proceso de adjudicación del Mundial 2034, actualmente orientado hacia Arabia Saudí como candidato principal, debido a preocupaciones sobre derechos humanos en el país. En un comunicado, la organización señaló que Arabia Saudí tiene un historial alarmante en términos de derechos laborales, libertades civiles y derechos de las minorías, en un contexto de denuncias por abusos en la construcción y trato discriminatorio hacia mujeres y personas LGTBI. En este sentido, hay que señalar que Arabia Saudí está desarrollando un proyecto llamado ‘Vision 2030’ por el que organiza y patrocina eventos deportivos de gran escala, algo que ha servido para mostrar avances en ciertas áreas de derechos humanos, aunque estos progresos se consideran aún limitados.
Amnistía Internacional y otras organizaciones de derechos humanos han resaltado que los trabajadores migrantes en Arabia Saudí, al igual que ocurrió en Qatar antes del Mundial de 2022, son vulnerables a prácticas abusivas como la retención de salarios, condiciones laborales inseguras y el control de su estatus migratorio a través del sistema de patrocinio o ‘kafala‘ que limita su libertad de movimiento. En 2022, la organización ya había criticado duramente a la FIFA cuando quedó demostrado que la adjudicación de Qatar estuvo afectada por sobornos, además de exponer las condiciones de explotación a las que se enfrentaron miles de trabajadores migrantes para construir la infraestructura del torneo. Según Amnistía, este es un patrón que se repite, y la FIFA debería asegurarse de que los países candidatos cumplan con normativas estrictas antes de ser seleccionados.
FIFA Y EL COMPROMISO CON LOS DERECHOS HUMANOS
Andrea Florence, directora de la Alianza por los Deportes y los Derechos (Sports & Rights Alliance), un consorcio de organizaciones que incluyen a Amnistía, ha recalcado que la FIFA debe incluir compromisos vinculantes de derechos humanos como condición para cualquier país que se postule a albergar un Mundial. Esto implica no solo proteger a los trabajadores y comunidades locales, sino también evitar la discriminación hacia grupos minoritarios, las mujeres y la comunidad LGTBI. Además, la organización ha sugerido que estos compromisos deben ser monitoreados por una entidad independiente que supervise su implementación efectiva y sostenida, especialmente en países con antecedentes de represión y falta de libertad de expresión.
EL PELIGRO DEL ‘SPORTWASHING’
Amnistía Internacional ha enfatizado que, si la FIFA no aborda estos riesgos de manera seria, está comprometiendo la integridad del evento y fomentando el “sportswashing”, una estrategia que usan algunos gobiernos para mejorar su imagen internacional mediante inversiones deportivas. Según la organización, esta es una oportunidad para que la FIFA demuestre un verdadero compromiso con los derechos humanos, más allá de los beneficios financieros, evitando una repetición de los problemas que ya se vieron en Qatar.
Arabia Saudita ha intensificado su implicación en el deporte global, invirtiendo en múltiples eventos internacionales como parte de su estrategia de ‘Vision 2030’ para diversificar su economía y mejorar su imagen internacional. El país alberga competiciones importantes como el Gran Premio de Arabia Saudita de Fórmula 1 y el Saudi International de golf. Además, ha ganado notoriedad en el mundo del fútbol tras adquirir el Newcastle United y atraer a reconocidos futbolistas como Cristiano Ronaldo y Karim Benzema para jugar en su liga local. En el ámbito del tenis, organiza torneos de exhibición de alto perfil, y cuenta con embajadores como Rafa Nadal y Novak Djokovic, quienes han participado en actividades deportivas y comerciales en la región.
AVANCES EN DERECHOS HUMANOS, PERO…
Desde que Arabia Saudí comenzó a organizar y patrocinar eventos deportivos de gran escala, el país ha mostrado avances en ciertas áreas de derechos humanos, aunque estos progresos se consideran aún limitados y están bajo la observación de organismos internacionales. En el ámbito de los derechos de las mujeres, uno de los avances más significativos fue la eliminación de algunas restricciones para su participación en la vida pública: en los últimos años, a las mujeres saudíes se les ha permitido asistir a eventos deportivos en estadios, obtener licencias de conducir y acceder a nuevos sectores laborales, lo cual representa un cambio importante respecto a la rígida segregación de género del pasado.
Asimismo, Arabia Saudí ha implementado reformas para reducir la discriminación en el lugar de trabajo y ha introducido una mayor supervisión de las condiciones laborales para los trabajadores migrantes, en respuesta a las críticas que surgieron en la preparación de grandes eventos deportivos. Estas reformas incluyen la reducción del sistema de ‘kafala’ (patrocinio laboral), que históricamente limitaba las libertades de los trabajadores extranjeros, facilitando ahora la movilidad laboral y reduciendo la dependencia extrema de sus empleadores. No obstante, grupos de derechos humanos, como Amnistía Internacional, advierten que estos avances están aún lejos de garantizar la igualdad de derechos en todos los aspectos de la vida saudí y señalan que continúan las restricciones a la libertad de expresión, así como la persecución de activistas. En conjunto, los cambios realizados representan pasos hacia la apertura, pero siguen siendo insuficientes para cumplir con los estándares internacionales de derechos humanos.