Desde 2022, la Liga Nacional de Fútbol Femenino de Estados Unidos (NWSL, por sus siglas en inglés) implementó una licencia por salud mental inédita en el deporte profesional, fruto del primer convenio colectivo entre la liga y su asociación de jugadoras. Esta política no solo permitió a algunas futbolistas tomarse un respiro necesario en plena temporada, sino que también estableció un nuevo estándar en el tratamiento del bienestar psicológico dentro del fútbol femenino a nivel mundial.
El enfoque integral en salud mental surgió como respuesta a las denuncias por abusos sistémicos dentro de la NWSL en 2021 y ha evolucionado significativamente. En el convenio renegociado para 2024, se sumaron exigencias como la inclusión obligatoria de profesionales especializados en salud mental y asesores de rendimiento psicológico en cada equipo. El impacto ya es visible y las jugadoras están empezando a sentir los beneficios de una política centrada en el cuidado humano más allá del campo.
Un modelo que pone a las jugadoras en el centro
La defensa Madison Pogarch, vicepresidenta de la NWSLPA, destaca que este avance ha roto con el mito de que las jugadoras deben estar siempre disponibles y en su mejor nivel. “Está bien tomarse un descanso”, afirma. Hoy, todas las franquicias cuentan con expertos certificados que trabajan de forma confidencial con las jugadoras, ya sea en sesiones individuales o mediante talleres colectivos. Para clubes como Gotham FC o Bay FC, esto es solo el inicio: ambos cuentan con entrenadores de rendimiento mental a tiempo completo, que incluso viajan con el equipo en los días de partido.
Este nuevo enfoque también contempla una visión más profunda del bienestar, que integra la salud emocional, espiritual y mental como pilares del rendimiento. Especialistas como Agustina de Giovanni, del Bay FC, refuerzan esta idea desde el acompañamiento constante. “El cerebro se usa más que cualquier músculo; también hay que entrenarlo”, señala. Además de ofrecer apoyo durante la carrera activa, la NWSLPA mantiene membresías vitalicias para que las jugadoras retiradas continúen accediendo a estos recursos. Para muchas, como Dorsey, la licencia no solo significó una pausa en el calendario, sino el punto de partida para comprender y sanar las presiones acumuladas desde su debut profesional.