Estamos a pocos días del inicio de la Copa América de fútbol en Estados Unidos -20 de junio al 14 de julio- y este será uno de los grandes desafíos que tenga el país de aquí a los próximos dos años porque también albergará -en 2026- la Copa del Mundo junto a Canadá y México. Es decir, tienen los tiempos acotados para intentar dar un salto que los lleve a competir con los deportes más tradicionales y de consumo masivo de los norteamericanos, una tarea difícil de llevar a cabo.
La Federación de Fútbol de los Estados Unidos se fundó en 1913 y está afiliada desde el año 1967 a FIFA. Posteriormente, en la década del 70 se crea la National American Soccer League, revolucionando con la llegada de Pelé al mítico New York Cosmos. También llegaron otras figuras como Carlos Alberto, Franz Beckenbauer, Johan Cruyff o Giorgio Chinaglia, quienes mostraron el camino para la primera etapa de un largo recorrido que llega con la creación en 1993 de la Major League Soccer. Esta se fundó previa negociación entre FIFA y la Federación de Fútbol para otorgarles la Copa del Mundo de 1994 a cambio de implementar una competición con las normas que tiene la FIFA en todo el mundo y renunciando a las modificaciones internas.
En 1996 se disputa la primera temporada de la Major League Soccer y, a partir de ahí, el fútbol se ha ido ganando un espacio con altos y bajos. La MLS es una institución joven en comparación con otros países de tradición en el fútbol, tiene menos de 30 años, por lo que no es justo tener una mirada sesgada sobre su desarrollo y crecimiento, pero no es menos cierto de plantearse legítimamente algunas interrogantes al respecto: ¿por qué cuesta tanto penetrar o encajar en un mercado exponencialmente bueno con millones de seguidores en varios deportes? Intentaré esbozar algunas razones para que libremente podamos entender la idiosincrasia, el nacionalismo y la profunda cultura deportiva que existe en el país del norte.
NO ES UN DEPORTE ‘MADE IN USA’
La primera mirada tiene relación con el fútbol que no proviene nativamente de ellos, lo sienten como un deporte más de los latinoamericanos, inclusive de los ingleses y del resto del mundo. No tiene ese sentido de identidad con sus raíces. Sólo para ejemplificar este punto, existe el fútbol americano, con su NFL, si vamos a los orígenes de este deporte vemos que data del año 1920, proviene del rugby inglés y lo convierten en un producto propio dándole una nueva identidad, adaptándolo a su visión de juego y espectáculo. Más aún, el rugby en USA es un deporte de menor nivel y no está entre los top 10 de los más vistos ni de mayor recaudación.
Lo segunda mirada de los expertos la entienden por la dinámica del juego. El fútbol es un deporte predecible, poco atractivo en cuanto al número de situaciones con emoción y a resultados, además de los tiempos de juego que los consideran extremadamente largos en comparación a otros deportes como el baloncesto, que tiene constantemente anotaciones y los partidos terminan con más de 100 puntos. Lo mismo en el fútbol americano donde todos los partidos tienen un promedio entre 40 y 50 puntos por equipo, algo similar pasa con las famosas carreras del beisbol. Es raro ver un juego que termine en empate y sin anotaciones.
LA FALTA DE DESCANSOS, OTRO MOTIVO
Otro de los aportes que se ponen en la palestra es un estudio de la Universidad de Oxford que analizó con un universo de mil personas:¿por qué el futbol no se convierte en un deporte popular? Las respuestas arrojaron antecedentes interesantes para la filosofía de vida del americano y esta tiene relación con la falta de descanso: sólo existen los 15 minutos del entretiempo y nada más. De hecho, los consultados consideran demasiado largo un periodo de 45 minutos sin pausa. El estudio también indica que el nivel de concentración y atención del juego se diluye con mucha facilidad y pierdes interés. A diferencia de lo que pasa con sus potentes ligas como la NBA que tiene cuatro cuartos y sus cuatro descansos -además de todos los tiempos muertos-, símil con la NFL que tienes cuatro cuartos o en la NHL que tienes tres tiempos. Otro elemento que aporta este estudio es que el aficionado que va al estadio quiere un evento que vaya más allá de lo netamente deportivo, quiere vivir una experiencia única y conectarse con el entorno.
Otro factor para aquellos que han estudiado de por qué el fútbol no crece de manera tan masiva en los Estados Unidos para los fanáticos acérrimos masculinos es porque lo consideran un deporte femenino. Prueba de ello, es la rica historia que tiene la selección de los Estados Unidos a nivel planetario, su palmarés lo demuestra: 4 títulos de Copas del Mundo y 4 medallas de oro en JJOO. La selección masculina no tiene un éxito similar salvo la CONCACAF. Esto hace que la gran mayoría del público masculino -que es el que consume más deportes en EEUU- lo vea como un deporte muy asociado y arraigado al fútbol femenino.
Una de las últimas razones de esta introspectiva del fútbol o soccer es la falta de un ícono o una gran figura nacional. A diferencia de otros deportes como es la NBA que figuras de talla mundial, en su momento Michael Jordan o en la actualidad un Lebron James o en la NFL un ilustre Tom Brady, retirado, pero ganador del Super Bowl en siete ocasiones.
LAS CIFRAS DE NFL, MLB, NBA Y NHL
Pero vamos al presente y futuro del soccer en los Estados Unidos. Como dijimos al comienzo de esta editorial, nadie puede pensar que el fútbol pueda desplazar al fútbol americano. Este es el deporte número uno, con un arraigo y sentido de pertenencia pocas veces visto en otros deportes y una facturación anual en torno a los 14.000 millones de dólares; luego viene la MLB, con una facturación cercana a los 11.000 millones de dólares; la NBA con ingresos anuales sobre los 8.000 millones de dólares; y la NHL con una recaudación de 4.000 mil millones de dólares. La MLS, en este sentido todavía está lejos de estas cifras, con una facturación de unos 2.000 millones de dólares, aunque va por buen camino.
Asumimos en propiedad que el soccer está muy alejado de ese nivel de recaudaciones estratosféricas, pero también hay señales positivas que hacen pensar que este deporte popular, masivo y de crecimiento en los últimos años, tenga un despunte y rompa esa barrera que impide que el fútbol clásico tome los estadios e irrumpa con más fuerza que nunca. Con la llegada de Lionel Messi junto a otros íconos y estrellas se espera esta metamorfosis que permita abrir las puertas y enarbolar la bandera de un deporte universal, que no necesita idioma, religión o color, sólo la voluntad de construir a través del soccer un mundo mejor. Las proyecciones de la MLS ilusionan, saben que la MESSIMANIA es ahora y, todos tienen la certeza que mientras esté vigente futbolísticamente el campeón del mundo con Argentina, será determinante para seguir en esta escalada de crecimiento y de expansión en territorio americano.
La suma de los actores dentro y fuera de la cancha será una señal inequívoca para los estadounidenses. El año pasado se firmó un acuerdo millonario entre MLS y Apple para retransmitir todos los partidos de la Major League Soccer, dentro y fuera de Estados Unidos, por 250 millones de dólares (10 temporadas) y una proyección de crecimiento para la próxima década. No obstante, la tarea más inmediata y a corto plazo es llegar a ese público cautivo que está ávido de ver buenos espectáculos y, para ello, deben mejorar. Hoy, la gran mayoría de las franquicias del fútbol son deficitarias y están técnicamente quebradas, es una realidad que tiene que tender a revertirse porque Lionel Messi y Apple van de la mano, pero no son los salvadores de una actividad que les pertenece a todos.