El mundo del béisbol se vio sacudido cuando Ippei Mizuhara, el que fuera intérprete y confidente de la estrella de la MLB Shohei Ohtani, fue sentenciado a 57 meses de prisión en un tribunal federal de Santa Ana, California. Mizuhara admitió haber robado cerca de 17 millones de dólares al jugador japonés para cubrir deudas de apuestas deportivas ilegales. La sentencia se produjo tras la confesión de Mizuhara de haber desviado fondos de las cuentas de Ohtani, un caso que no solo destaca por la magnitud del fraude, sino también por la traición personal implicada.
Además de la pena de prisión, Mizuhara deberá pagar más de 18 millones de dólares en restitución, de los cuales casi 17 millones irán a Ohtani y el resto al Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés). La jueza también le impuso tres años de libertad supervisada adicionales a la pena de prisión. El caso, que salió a la luz en marzo de 2024 durante una investigación federal sobre un corredor de apuestas de California, puso fin a una relación de una década entre Ohtani y Mizuhara, quien facilitó la transición de Ohtani a las Grandes Ligas cuando se unió a Los Angeles Angels en 2018.
SENTENCIA Y REACCIONES
Durante el juicio, Mizuhara se disculpó con Ohtani, Los Angeles Dodgers, el gobierno y su familia, expresando su profundo pesar por sus acciones. No obstante, los fiscales destacaron que Mizuhara se aprovechó de la vulnerabilidad de Ohtani, quien no hablaba inglés y trataba de adaptarse al mundo del béisbol, calificando su comportamiento como «desvergonzado». La fiscalía argumentó que Mizuhara no solo abusó de la confianza de Ohtani, sino que también obstaculizó las investigaciones al mentir a los investigadores y destruir pruebas, lo que justificaba la severidad de la sentencia.
El juez John W. Holcomb calificó la magnitud del robo como «sorprendentemente alta» y reconoció que «está por verse» si Mizuhara puede devolver el dinero a Ohtani. Los fiscales también revelaron que parte del dinero robado se utilizó en compras personales, como tarjetas de béisbol y tratamientos dentales, lo que puso en duda la supuesta desesperación económica de Mizuhara. Además, se destacó que Mizuhara tenía la capacidad de autorizar transferencias electrónicas desde las cuentas de Ohtani, lo que facilitó la ejecución del fraude durante un período prolongado.