El laboratorio belga que ha potenciado el fútbol moderno
Juan José Saldaña
junio 3, 2025

En una pequeña ciudad universitaria de Bélgica se encuentra uno de los centros de investigación que ha cambiado la manera en que entendemos el fútbol. En la Universidad Católica de Lovaina, una de las más antiguas del mundo, el Laboratorio de Análisis Deportivo ha logrado avances significativos en el uso de inteligencia artificial y minería de datos aplicados al deporte más popular del planeta. Bajo la dirección del profesor Jesse Davis, este equipo ha contribuido a transformar un juego históricamente esquivo al análisis estadístico en un terreno fértil para la ciencia y la innovación.

El trabajo del laboratorio no solo ha derribado mitos sobre la imposibilidad de cuantificar el fútbol, sino que también ha impulsado colaboraciones con clubes europeos de élite y federaciones nacionales. A través de investigaciones de libre acceso, publicaciones académicas y herramientas de análisis de código abierto, el equipo ha generado un impacto tangible en la manera en que se valoran las acciones en un partido, desde la posesión del balón hasta la eficiencia en los tiros. Este progreso, además, representa un potente argumento a favor de la inversión pública en investigación académica.

Una revolución silenciosa desde las aulas

La llegada de Jesse Davis a Lovaina en 2010 marcó un punto de inflexión. Lo que comenzó como un interés tardío por el fútbol, luego del Mundial de 2002, terminó por convertirse en una carrera dedicada a aplicar la inteligencia artificial al análisis deportivo. Con el tiempo, el laboratorio atrajo a estudiantes de posgrado entusiastas por explorar la complejidad de los datos del fútbol. Así, surgieron investigaciones que abordaban desde las zonas óptimas para rematar hasta modelos bayesianos de predicción de resultados, desafiando la idea de que el fútbol era demasiado fluido para ser modelado científicamente.

Aunque hoy la mayoría de los grandes clubes cuentan con departamentos de datos, gran parte del trabajo pionero sigue ocurriendo dentro de instituciones como esta. Mientras los equipos profesionales priorizan resultados inmediatos y se reservan sus hallazgos, la academia se permite experimentar, fallar y volver a intentar sin la presión de la inmediatez. Esta libertad ha permitido al laboratorio seguir abordando desafíos más complejos, como el análisis de datos de seguimiento o la evaluación precisa de la contribución individual de un jugador. En un momento en que la ciencia enfrenta recortes y cuestionamientos, el laboratorio de Lovaina demuestra que la investigación universitaria no solo es relevante, sino esencial para el progreso del deporte moderno.

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