El karate francés, que alguna vez fue una potencia que produjo leyendas como Michael Milon, Gilles Cherdieu, Christophe Pinna, Laurance Fischer y Nathalie Leroy, parece estar luchando en las sombras de su antigua gloria. Las noticias recientes en torno a la Federación Francesa de Karate (FFK) no solo han sido desagradables, sino que, en algunos casos, implican serias investigaciones legales. Alegaciones de corrupción, mala gestión financiera y abuso de poder han arrojado una oscura nube sobre el liderazgo de este deporte.
Me dirigí al pintoresco pueblo de Cras, ubicado en el sureste de Francia, para reunirme con Sandrine Barbarin, una joven abogada y karateka de corazón. Sus publicaciones en redes sociales habían captado mi atención, y como miembro de la Junta Directiva de la Federación Francesa de Karate, Sandrine no tenía miedo de hablar. A pesar de los riesgos, Barbarin insistió en que la verdad debía ser contada. «Soy karateka antes que cualquier otra cosa», dice, con palabras que reflejan tanto orgullo como pasión. A diferencia de muchos, no le interesa ocultar su identidad. “Debemos levantarnos y separar lo correcto de lo incorrecto”.
ACCIONES INJUSTIFICADAS POR DIDIER
Barbarin ha presentado una denuncia formal contra Francis Didier, el actual presidente de la Federación Francesa de Karate. Le pregunté sobre el incidente que la llevó a tomar esta valiente decisión.
«Francis Didier me puso las manos encima y me insultó porque estaba haciendo preguntas sobre transacciones financieras encubiertas entre la FFK y el Comité de Karate de Isère. Básicamente, intentó intimidarme para que guardara silencio. Me sorprendió mucho esta agresión, que no esperaba de un presidente federal y un karateka. Me impactó que pudiera perder los estribos de esta manera. Por eso decidí presentar cargos. Un comportamiento así es inaceptable y no lo dejaré pasar. Este incidente por sí solo dice mucho sobre el sentido de impunidad que siente el actual presidente en relación con la justicia francesa».
El poder corrompe, y aquellos que permanecen en sus cargos por demasiado tiempo tienden a verse envueltos en escándalos. En Francia, sin embargo, se toman en serio las irregularidades financieras, así que le pedí a Barbarin que explicara más sobre su batalla legal.
TRANSACCIONES DE MÁS DE 100.000 EUROS
«Antes de ser abogada, fui inspectora del Ministerio de Trabajo de Francia. Investigar es lo que hago. Todo comenzó cuando empecé a hacer preguntas sobre la contabilidad del Comité de Isère y no recibí respuestas, lo cual era muy sospechoso. El propio Francis Didier fue informado de la situación, pero no tomó ninguna acción, lo que levantó más sospechas. Fui elegida auditora contable del Comité de Isère en 2022. Sin embargo, enfrenté una firme negativa por parte del presidente del Karate de Isère, Thierry Lombardi, para proporcionar ciertos estados de cuenta, lo cual es ilegal y sorprendente. Además, varias transacciones anómalas revelaron que Lombardi había violado leyes y regulaciones. Por ejemplo, facturó a su propio club de karate a través del comité oficial, lo que despertó sospechas de fraude. Finalmente, descubrí que más de 100.000 euros se habían transferido entre el Comité de Isère y la FFK sin ninguna aprobación o supervisión, lo cual es completamente ilegal. Estas transacciones no estaban reflejadas en los registros contables ni del Comité de Isère ni de la FFK. Esta transferencia de fondos estaba completamente oculta.»
Barbarin continuó su investigación durante más de dos años, descubriendo detalles perturbadores sobre la red de corrupción dentro de la estructura del karate francés.
CERTIFICADO ILEGAL
“El actual presidente de Isère, Thierry Lombardi, se benefició de una promoción de grado por conveniencia. Justo antes de que se transfirieran los fondos, fue ascendido a 6º dan por Francis Didier, sin ningún examen o revisión por parte de la comisión nacional, lo cual también es ilegal en Francia. Esto es un delito, ya que los grados de karate se consideran títulos académicos y están protegidos por la ley en Francia. Con el tiempo, he recibido testimonios de personas sobre situaciones similares en otras regiones de Francia: contabilidad encubierta, transferencias de fondos ocultas y opacidad financiera. ¿Cuántos otros comités están involucrados en tales irregularidades? Es difícil decirlo. La cultura del silencio (omertà) es fuerte, y muchos funcionarios son sobornados o intimidados para guardar silencio».
En este contexto, mencioné a Barbarin que este tipo de procesos no son nuevos en la Federación Francesa de Karate. Muchos informes e historias han llegado de tiempo en tiempo sobre la fábrica de helados de la esposa de Didier vinculada a la FFK, hasta el uso de fondos de la Federación para alquileres personales en el centro de París, etc, está claro que el posible mal uso de los recursos ha plagado el liderazgo. Le pregunté por qué la comunidad de karate francesa permanece en gran medida en silencio ante tales revelaciones.
«Desafortunadamente, la corrupción parece estar muy extendida en la estructura de gobernanza. Grados por conveniencia, favores, privilegios financieros o no financieros son demasiado comunes. El lento ritmo de la justicia francesa y las autoridades, desafortunadamente, beneficia a los responsables. Pero la buena noticia es que cada vez más personas están haciendo preguntas y hablando sobre la opacidad en la Federación. El sistema actual está siendo desafiado cada vez más, lo cual es prometedor, especialmente a medida que nos acercamos a las elecciones para el próximo presidente de la FFK.»
La transparencia y la rendición de cuentas se están volviendo más críticas a medida que los funcionarios continúan confundiendo los fondos públicos con sus activos personales. Los practicantes de karate francés deberían hacerse algunas preguntas complicadas. Al final del día, es su dinero el que posiblemente está siendo mal gestionado. Los valientes esfuerzos de Barbarin por arrojar luz sobre esta aparente mala administración y posible caso de corrupción sirven como una llamada a la acción para quienes desean un cambio en el deporte. Pero, ¿cuántos se atreverán a seguir su ejemplo?
