El lavado de imagen deportivo o por qué «los atletas deben involucrarse»
Víctor García
marzo 31, 2025

Agnès Callamard, Secretaria General de Amnistía Internacional y ex Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre ejecuciones extrajudiciales, ha lanzado una advertencia sobre el fenómeno del lavado de imagen deportivo. En su libro ‘Una investigadora en la ONU’, que estará disponible el 9 de abril, Callamard analiza cómo algunos países utilizan el deporte para encubrir violaciones de derechos humanos y mejorar su reputación internacional.

El lavado de imagen deportivo, según Callamard, no es un fenómeno nuevo, pero ha evolucionado significativamente en el siglo XXI. Eventos como los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 o el Mundial de Argentina en 1978 tenían fines políticos, pero en la actualidad, el deporte también se ha convertido en una herramienta de enriquecimiento masivo.

EL DEPORTE COMO SOFT POWER

Callamard señala que el deporte moderno se ha transformado en el soft power por excelencia, una herramienta que no solo sirve para influir políticamente, sino también para generar enormes cantidades de dinero. A diferencia de los eventos deportivos del siglo XX, los actuales están diseñados para maximizar beneficios económicos.

Un ejemplo destacado es el Mundial de Fútbol de Qatar 2022, donde el país anfitrión gastó 220.000 millones de dólares, una cifra sin precedentes en la historia de los eventos deportivos. Este tipo de inversiones, según Callamard, reflejan cómo el deporte se ha convertido en un medio de enriquecimiento colosal, además de un vehículo para mejorar la imagen internacional de los países organizadores.

LOS ATLETAS Y LOS DERECHOS HUMANOS

En su análisis, Callamard subraya la importancia de que los atletas se involucren en la defensa de los derechos humanos. Según la Secretaria General de Amnistía Internacional, si los deportistas permanecen al margen de estas cuestiones, el deporte corre el riesgo de perder su esencia y su alma.

El mensaje de Callamard es claro: los atletas tienen un papel crucial en la lucha contra el lavado de imagen deportivo y en la promoción de valores éticos dentro del deporte. Su participación activa puede marcar la diferencia en la forma en que se perciben y organizan los eventos deportivos en el futuro.

UNA CUESTIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA

El lavado de imagen deportivo sigue siendo, en esencia, una cuestión política, pero en el siglo XXI también está profundamente ligado al dinero. Callamard destaca que los eventos deportivos masivos no solo buscan proyectar una imagen positiva de los países anfitriones, sino también generar ingresos significativos para las economías locales y globales.

Este fenómeno plantea preguntas importantes sobre la ética en el deporte y la responsabilidad de las organizaciones deportivas internacionales al elegir las sedes de los eventos. Según Callamard, es fundamental que estas decisiones se tomen considerando no solo los beneficios económicos, sino también el respeto a los derechos humanos.

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