Más de 80 organizaciones de derechos civiles y laborales han enviado una carta a la FIFA esta semana para expresar su “profunda preocupación” por las políticas migratorias del Gobierno de Estados Unidos de cara al Mundial de fútbol masculino de 2026. La misiva, adelantada por ‘The Athletic’, pone el foco en la orden ejecutiva del presidente Donald Trump que prohíbe la entrada de visitantes de 12 países y en las redadas de la agencia de Inmigración y Control de Aduanas en varias ciudades, algunas de ellas sedes del torneo.
Las organizaciones firmantes, entre las que se encuentran ‘Human Rights Watch’, ‘Amnistía Internacional’, la ‘American Civil Liberties Union’ y la ‘NAACP’, instan a la FIFA a “usar su influencia para animar al Gobierno estadounidense a garantizar los derechos fundamentales de los millones de visitantes y aficionados extranjeros”.
Preocupación por las políticas migratorias
En la carta, los colectivos advierten de que, si la FIFA permanece en silencio, “no solo se pondrá en riesgo a millones de personas, sino que la marca FIFA será utilizada como herramienta de relaciones públicas para blanquear la imagen de un gobierno cada vez más autoritario”. Ocho peñas de equipos de fútbol también han respaldado la petición.
FIFA, por el momento, no ha respondido a la solicitud de comentarios sobre la carta. El presidente del organismo, Gianni Infantino, ha reiterado en varias ocasiones que tanto los aficionados como los equipos extranjeros no tendrán problemas para entrar en el país durante el torneo. “El mundo es bienvenido en América”, declaró Infantino a los medios en mayo.
Desde la administración Trump se ha insistido en que los visitantes serán bien recibidos, pero deberán abandonar el país una vez finalizado el torneo. El vicepresidente J.D. Vance señaló: “Queremos que vengan, que celebren, que vean los partidos. Pero cuando se acabe el tiempo, tendrán que regresar a casa, si no, tendrán que hablar con la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem”.
El debate sobre derechos humanos
FIFA ya se enfrentó a críticas y preguntas de organizaciones de derechos humanos antes del último Mundial masculino, celebrado en Qatar, del que se demostró que había incumplido normas internacionales con el derecho de los trabajadores de sus estadios, además de haber salido a la luz que la elección de la sede fue a través de la compra de votos. Ahora, la edición de 2026, que será coorganizada por Canadá, México y Estados Unidos, vuelve a situar el debate sobre derechos y garantías en el centro de la conversación.