A medida que se aproxima la Copa Mundial de la FIFA 2026, aumenta no solo la expectación por el torneo más grande de la historia, sino también las preocupaciones por su impacto ambiental. La edición que se celebrará en 16 ciudades de Estados Unidos, Canadá y México contará con 48 selecciones y 80 partidos, lo que implica un aumento considerable en viajes y operaciones logísticas en comparación con torneos anteriores. Este crecimiento sin precedentes contrasta con los compromisos climáticos asumidos por la organización.
En 2021, la FIFA presentó una Estrategia Climática en la cumbre COP26, donde se comprometió a reducir a la mitad sus emisiones de carbono para 2030 y alcanzar la neutralidad en 2040. Sin embargo, los planes de mitigación —como el uso de estadios existentes, la promoción de energías renovables y la compensación de emisiones— han sido puestos en duda por expertos y grupos ecologistas. Las estimaciones para 2026 indican una huella de carbono récord de 3,7 millones de toneladas de CO₂, principalmente por los desplazamientos aéreos internacionales e internos.
Una huella de carbono sin precedentes y muchas dudas por resolver
Las críticas hacia la FIFA no son nuevas. Ya durante el Mundial de Catar 2022, la organización fue cuestionada por su afirmación de haber alcanzado la “neutralidad de carbono”, lo que fue calificado como engañoso por un regulador suizo. En ese torneo, el mayor impacto ambiental se debió a las construcciones e infraestructura en un entorno desértico. En 2026, el desafío será diferente, pero no menor: la vasta extensión geográfica del torneo implicará que el 85 % de las emisiones provenga del transporte, especialmente aéreo, tanto de equipos como de aficionados.
Si bien la FIFA ha implementado algunas medidas como fomentar el transporte público y evitar nuevas obras, su dependencia de la compensación de carbono y las alianzas con patrocinadores como Aramco o Qatar Airways generan escepticismo sobre su verdadero compromiso con la sostenibilidad. Además, un estudio de Pledgeball reveló que más del 80 % de los aficionados encuestados espera acciones más concretas de los organismos rectores del fútbol. Con el ojo del mundo puesto sobre el torneo más mediático del planeta, la FIFA enfrentará en 2026 la prueba definitiva para demostrar que sus promesas verdes pueden convertirse en acciones reales.