La nueva responsabilidad del fútbol en Siria tras la huida del dictador Bashar al-Assad
SportsIn
diciembre 27, 2024

Este pasado 9 de diciembre, Siria fue emparejada en el grupo de clasificación para la Copa Asiática 2027 junto a Myanmar, Afganistán y Pakistán. Sin embargo, el sorteo, celebrado en Kuala Lumpur, estuvo marcado por un contexto histórico más amplio: el mismo día, Bashar al-Assad huyó de Damasco hacia Moscú, poniendo fin a una dictadura que había durado más de 50 años. Este cambio ha generado un sentido de incertidumbre en el deporte, pero también de optimismo ante la posibilidad de que el fútbol ayude a unir a un país profundamente marcado por la guerra civil.

Desde el inicio del conflicto en 2011, que ha dejado más de 500.000 muertos y millones de desplazados, el fútbol en Siria ha reflejado las divisiones de la sociedad. «A medida que la nación se fracturó, también lo hizo el equipo nacional», recordó Bernd Stange, exentrenador de Siria entre 2018 y 2019, a ‘The Guardian’. Durante ese periodo, hubo jugadores que lucharon en diversos bandos armados y otros que se opusieron al régimen. Este contexto dificultó el enfoque exclusivamente deportivo y la unión del equipo.

CAMBIOS EN EL EQUIPO NACIONAL DE SIRIA

Horas después de la salida de Assad, la Federación de Fútbol de Siria anunció en redes sociales un cambio en el logo del equipo nacional, eliminando el color rojo asociado al antiguo régimen Ba’ath por el verde, símbolo de los movimientos de independencia. La publicación incluía una foto de los jugadores con la nueva camiseta. «Nuestro nuevo uniforme nacional: el primer cambio en la historia del deporte sirio, lejos del nepotismo, favoritismo y corrupción«, declaró la federación.

Jugadores como Ammar Ramadan también celebraron el cambio. En su cuenta de Instagram, el mediocampista escribió: «Mi país, Siria, está siendo liberado. La resistencia a la opresión es inevitable. Bashar es un criminal de guerra y se ha ido. Cobarde. Mi felicidad es para el pueblo. Mi pueblo…».

REVITALIZAR EL FÚTBOL SIRIO

La guerra ha dañado estadios, reducido los recursos energéticos y deteriorado la calidad de la liga nacional. Bernd Stange comentó al diario inglés que el nivel del campeonato no es suficiente para competir internacionalmente. Además, la formación de entrenadores ha estado estancada por más de una década, y cursos como la licencia Pro han sido imposibles hasta ahora.

Las condiciones actuales también dificultan la posibilidad de jugar partidos internacionales en casa. «Siria no puede ser anfitriona. Han pasado más de 10 años sin infraestructura adecuada«, declaró Windsor John, secretario general de la Confederación Asiática de Fútbol. Por ahora, el equipo deberá seguir compitiendo en sedes neutrales.

NUEVA ESPERANZA

Stange cree que, con estabilidad, Siria podría alcanzar el nivel de potencias asiáticas como Irán, Irak o Australia, poniendo como base los partidos en casa: «Ganar un partido frente a una multitud apasionada en Alepo o Latakia podría ser una misión imposible para cualquier equipo asiático».

El equipo nacional tiene la oportunidad de liderar esta transición. Con el inicio de las eliminatorias para la Copa Asiática en marzo, los jugadores representarán no solo el futuro del fútbol sirio, sino también la posibilidad de una nación unida tras décadas de conflicto. Este renacer deportivo podría ser una poderosa herramienta para la reconciliación nacional.

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