La UCI y el uso del monóxido de carbono: el ciclismo entre la salud y la innovación
Víctor García
diciembre 3, 2024

El monóxido de carbono se ha convertido en protagonista en el ciclismo tras las recientes advertencias de la Unión Ciclista Internacional (UCI). Durante un congreso en Suiza, el organismo instó a equipos y ciclistas a evitar el uso de inhaladores de este gas, cuya aplicación está generando controversia en la élite del deporte. Aunque no está considerado dopaje, su potencial para mejorar el rendimiento y los riesgos asociados lo han situado en el centro de un intenso debate ético y sanitario.

La polémica surgió durante el pasado Tour de Francia, cuando informes señalaron que equipos como el Visma-Lease a Bike y el UAE Team Emirates estaban utilizando esta técnica. Los implicados, incluidos ciclistas como Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, han defendido su uso únicamente como test médico en entrenamientos en altitud. Sin embargo, la preocupación crece entre especialistas y competidores.

LA RESPUESTA DE LOS PROTAGONISTAS

Romain Bardet, ciclista del DSM, expresó su inquietud sobre el tema en una reciente entrevista, calificando esta práctica como parte de una «carrera armamentística» en el ciclismo moderno. Sus declaraciones resaltan las desigualdades entre equipos con mayores recursos para acceder a técnicas avanzadas y aquellos con limitaciones económicas. Por su parte, Vingegaard aseguró que seguirá las directrices de la UCI si la técnica es prohibida, al tiempo que minimizó su impacto comparándolo con fumar un cigarrillo.

El Movimiento por un Ciclismo Creíble (MPCC) ha respaldado las medidas de la UCI, criticando la lentitud de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) en abordar prácticas potencialmente peligrosas. «El monóxido de carbono es un gas tóxico, y su uso debe ser estrictamente regulado para evitar riesgos a la salud de los ciclistas», subrayó el organismo en un comunicado.

RIESGOS Y BENEFICIOS: UNA DELGADA LÍNEA

Expertos como Iker García Alday explican  en el diario español ‘Marca’ que, en dosis bajas, el CO puede ser utilizado para medir valores de hemoglobina y simular entrenamientos en altura. Esta técnica, similar a la hipoxia intermitente, puede mejorar los glóbulos rojos en sangre, pero su mal uso podría ser letal. «La UCI busca evitar una tendencia peligrosa que podría descontrolarse», afirma un miembro del organismo regulador al diario deportivo hispano.

La utilización de técnicas avanzadas como el monóxido de carbono o también la hipoxia intermitente no solo plantea interrogantes sobre la salud, sino también sobre la equidad en el deporte. Equipos con mayores recursos tienen acceso a tecnologías que aumentan la brecha con los más modestos, perpetuando desigualdades dentro del pelotón.

UNA DECISIÓN CONSERVADORA Y NECESARIA

La UCI, en colaboración con la AMA, busca preservar la integridad del ciclismo mediante la regulación de estas prácticas. Aunque algunos estudios respaldan los beneficios del CO, los riesgos asociados justifican la postura conservadora del organismo. «Es un movimiento para garantizar la salud de los ciclistas y mantener la competición dentro de los límites éticos», concluyen expertos en fisiología del deporte.

A medida que el ciclismo evoluciona, surgen nuevas tecnologías y prácticas que desafían los límites de lo permitido. La UCI se enfrenta al reto de encontrar un equilibrio entre innovación y juego limpio, asegurando que el deporte siga siendo una competición justa y segura para todos sus protagonistas, que es lo más importante.

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