En una celebración marcada por la unidad y el espíritu olímpico, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, asistió esta semana a la Ceremonia de Apertura de los Juegos de los Pequeños Estados de Europa (GSSE) en Andorra. El evento, que celebra su 20.ª edición, reunió a más de 1.000 atletas de nueve países europeos en una muestra de excelencia deportiva y diversidad cultural. Bach subrayó la importancia de los Juegos como una plataforma inclusiva donde todas las naciones, sin importar su tamaño, pueden brillar.
La ceremonia, realizada en el Estadio Nacional de Andorra, también conmemoró el 40.º aniversario de la GSSE, nacida en San Marino en 1985. Con actuaciones artísticas inspiradas en la mitología local y la participación de atletas destacados como Nahuel Carabaña y Mònica Dòria, el evento destacó tanto el patrimonio cultural andorrano como su compromiso con los valores del deporte. Para Bach, los Juegos representan mucho más que competición: son una expresión tangible de amistad, respeto y juego limpio.
Una plataforma para los valores olímpicos y el desarrollo deportivo
Durante su visita, Thomas Bach participó activamente en múltiples instancias del evento. Presenció competiciones de natación, gimnasia artística y baloncesto 3×3, compartió un almuerzo con los atletas —siguiendo una tradición personal— y entregó medallas en varias finales. Además, sostuvo encuentros con presidentes de Comités Olímpicos Nacionales (CON), funcionarios deportivos y el primer ministro andorrano, reforzando el compromiso del COI con el desarrollo del deporte en países de menor tamaño poblacional.
En una cena oficial con autoridades y representantes de los países participantes, el presidente del COI celebró el 40.º aniversario de los Juegos y el 50.º del Comité Olímpico Andorrano, entregando el Trofeo Presidencial del COI tanto al Comité Olímpico Europeo (COE) como al anfitrión local. Bach destacó que los GSSE no solo promueven el deporte, sino que también fortalecen el Movimiento Olímpico al demostrar que la pasión y el espíritu competitivo no dependen del tamaño de un país, sino del corazón de sus atletas.