El Comité Olímpico Boliviano no cuenta con el apoyo del Gobierno de turno como tampoco de los anteriores para sentar las bases de un desarrollo estratégico en el tiempo y ser capaces, algún día, de traspasar las fronteras para competir y no sólo participar como un invitado a la fiesta sin ser protagonista. En las alturas de Cochabamba, encontramos al presidente del Comité Olímpico Boliviano, Marco Arze, para saber cómo es la relación deporte-estado en Bolivia y profundizar sobre la problemática que tienen al no contar con una estructura básica para desarrollar el deporte.
Este es el mano a mano de SportsIn con el dirigente que tuvo sus orígenes en el básquetbol y quien asume en propiedad en el mes de mayo de 2015 su primera administración de cuatros años, teniendo posteriormente dos reelecciones (2019-2023 y 2023-2027) que lo catapultan a una gobernanza de casi 9 años al frente del COB.
¿Qué balance hace desde que asumió el 2015 a la fecha?
El balance en el primer periodo fue ordenar la casa, atender y ver el estado de las federaciones deportivas nacionales. Sentar las bases de un trabajo de puertas abiertas con los dirigentes, atletas, entrenadores… En definitiva, ser capaces de detectar los problemas más urgentes y ayudarlos con los pocos recursos que tenemos.
Luego nos pusimos como meta -en el segundo ciclo olímpico- regularizar los deportes que no estaban federados en el Comité Olímpico. Cuando llegamos sólo había 23 federaciones debidamente colegiadas y con toda su documentación y, a partir de ese momento, sumamos 12 federaciones más y aumentamos el universo a 35. En esto queda mucho por recorrer, pero insisto, hemos sido capaces de aumentar las federaciones y ponernos a la par de otros países más desarrollados.
Y en este tercer periodo que estamos ejerciendo tenemos como estrategia entrar a competir en algunos deportes a nivel de Juegos Suramericanos y Parapanamericanos, la última experiencia data de los Juegos en Santiago 2023, terminamos en el lugar 17, impensado para un país que tiene tantas limitaciones y carencias económicas y de realidades deportivas, pero el trabajo silencioso en algunos deportes como el ráquetbol y el atletismo en pruebas de fondo… Ya tenemos un reconocimiento internacional.
Hace poco organizamos los Juegos Bolivarianos de la Juventud en Sucre y, la verdad, superó todas las expectativas, tanto organizativa, cómo deportiva, reunimos a más de 2.000 atletas de 7 países, incluidos Colombia, Venezuela y Chile. Al tener este tipo de competiciones en estas edades nos da esperanza para un futuro mejor y nos ilusiona para seguir al frente del COB.
Presidente, Bolivia es un país que tiene muchas riquezas y, la verdad, sorprende que los gobiernos de turno no se comprometan con el deporte de alto rendimiento. ¿Por dónde pasa esta desidia de no apoyar al deporte en general?
Históricamente, el apoyo del Gobierno central al deporte federado siempre ha sido muy limitado en nuestro país. El paréntesis lo marcó la administración del presidente de Evo Morales en infraestructura deportiva, en generar recintos deportivos de altísimo nivel, siendo reconocido por los dirigentes de ODESUR y de la propia Panam Sports. Se posicionó a Bolivia como un país que puede hacer las cosas bien cuando todos se alinean para un mismo objetivo, pero se terminaron los juegos y ese legado que podía abrir el camino para mostrar la ruta de un plan a largo plazo se quedó tristemente ahí, sin desarrollarlo en forma permanente para la preparación de los atletas, de los propios entrenadores y equipo o personal interdisciplinario. Somos un país pobre, deportivamente, ante las potencias de Sudamérica.
El único deporte profesional en Bolivia es el fútbol. Actualmente el baloncesto está en un proceso de desarrollo y todos los demás son amateurs y, de paso, no hay inversión de recursos por parte del Gobierno para el desarrollo efectivo de las federaciones nacionales, desde que está el partido Más en el gobierno hace 16 años, no ha existido relación entre el Ministerio o Viceministerio del Deporte con nuestras instituciones. En definitiva, está rota la relación y asumimos que es una estrategia política para no aportar recursos económicos por parte del Gobierno central. Más aún, no hay una atención o comunicación directa con el alto rendimiento y, mientras eso no suceda es impensado avanzar en el camino correcto.
Vamos a los Juegos Olímpicos de París 2024, ¿cuál es la proyección de atletas para asistir a la cita de los cinco anillos?
Nuestros seleccionados para los Juegos Olímpicos de París es muy escasa: 4 atletas actualmente. Tenemos uno clasificado al maratón por marca propia, habrá un deportista más en atletismo y dos en natación. Ojalá por ahí tener alguna alternativa de figuración. Sobre lo mismo, quien tiene mayores posibilidades de destacar es Héctor Garibay, maratonista y especialista en las pruebas de fondo, esperamos que pueda mejorar su marca, estar en lo más alto posible. No es una locura proyectarlo entre los10 primeros lugares, por algo tiene una beca deportiva que le ayuda a mitigar sus costes de preparación dentro y fuera de Bolivia. Esa es nuestra realidad, por lo mismo, es clave tener el vínculo con el Estado y el Gobierno para que podamos tener una política deportiva que nos permita proyectar en el tiempo y motivar a más jóvenes a sumarse al deporte formativo y luego llegarán muchos a la élite del deporte.
¿Qué legado espera dejar cuando termine su gobernanza al frente del Comité Olímpico de Bolivia?
Bueno, el legado tiene diferentes lecturas, no sólo en infraestructura, también está el legado de los atletas que nos representarán en el futuro próximo, ser capaces a través del deporte de cuidar el medio ambiente, hacerlo más amigable…
Uno de mis objetivos centrales está en generar conciencia para que podamos desarrollar una ley del deporte que nos permita ir en busca de recursos económicos para financiar en su totalidad la preparación, concentración y la participación en las competiciones nacionales e internacionales de los atletas y de quienes son parte fundante del deporte Boliviano. Queremos un presupuesto justo que nos permita estar en igualdad de condiciones con la mayoría de los atletas del continente, porque desde siempre se preparan con sus recursos y dedican horas insuficientes en comparación a otros países que tienen mejores condiciones y eso redunda en obtener buenos resultados. Conseguir la Ley del Deporte es nuestro gran objetivo y no vamos a descansar para lograr tenerla en este ciclo 2023-2027.
Lo quiero llevar al plano personal, ¿cómo se vincula con el deporte?
El deporte ha sido parte de mi vida. Desde los 16 años estuve relacionado a la actividad deportiva hasta ahora, que ya tengo 62 años. Está en nuestro ADN, o sea, ya es parte de mi vida, más bien no sé qué haré cuando ya dejemos las lides deportivas. Todo indica que seguiré trabajando y apoyando desde el ámbito en que podamos, para que la experiencia acumulada pueda ser útil al deporte boliviano.
La familia siempre es un pilar fundamental para apoyarlo en momentos difíciles. ¿Qué dice su entorno más cercano y si tiene algún hijo deportista?
La familia es el eje central. Nosotros, los dirigentes deportivos, dedicamos mucho tiempo a esta actividad y eso significa descuidar el tema familiar, el tema empresarial y otras áreas porque hay que viajar, hay que estar atendiendo las diversas demandas, todos los días estamos metidos en un tema. Evidentemente, eso molesta a la familia porque están desatendidos o no atendidos adecuadamente, más aún, cuando te maltratan públicamente o, sencillamente, sacrificamos los tiempos de los hijos. Ellos critican al accionar del dirigente- padre, porque claro hay una etapa que no estás con ellos y acusan al deporte como el elemento de que distrae o conlleva bastante tiempo del padre, entonces eso denota molestias, pero, por otro lado, saben que también es parte de mi vida y respetan mi vida dirigencial.
¿Tiene algún sueño o mensaje para su país en lo deportivo?
Tengo varios sueños: conseguir nuestra primera medalla olímpica, asumiendo que en Sudamérica Bolivia es el único país que no tiene una medalla olímpica. Cada vez los récords y los sistemas de clasificación y participación son más complicados, pero ese es el sueño número uno, somos Olímpicos y queremos tener nuestra primera medalla olímpica.
Y hay varios sueños más: tener un sistema deportivo consolidado con el apoyo del Gobierno, del Estado en pleno, no solamente a nivel nacional, sino también a nivel departamental a través de las gobernaciones y de los municipios a nivel local en todo el país. Espero que parte de estos sueños se conviertan en realidad en los próximos años, porque Bolivia, sus deportistas y su gente merece una mejor calidad de vida a través del deporte.