En la ruta hacia los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028, el Comité Paralímpico Internacional (IPC) ha revelado detalles clave sobre el programa deportivo, el presupuesto y el plan de sedes, pero también ha destacado un aspecto técnico crucial: la equidad en la distribución de cuotas y la sofisticación del sistema de clasificación. Con 4400 atletas, 552 eventos con medalla y 23 deportes, LA28 se perfila como la edición más equilibrada en términos de género, con un aumento de pruebas femeninas y la inclusión de eventos mixtos que reflejan la diversidad del movimiento paralímpico.
Sin embargo, detrás de estas cifras hay un entramado regulatorio que define quién puede competir y en qué condiciones. El sistema de clasificación paralímpica no se basa simplemente en diagnósticos médicos, sino que evalúa cómo una discapacidad afecta el rendimiento deportivo. Su propósito es garantizar que la competencia sea justa, asegurando que las diferencias entre los atletas respondan a su capacidad, entrenamiento y estrategia, y no a sus limitaciones físicas, sensoriales o cognitivas.
Una arquitectura funcional para una competencia justa
El proceso de clasificación comienza con la verificación de una discapacidad permanente elegible, determinada por cada federación internacional según criterios propios del deporte en cuestión. Existen diez tipos de discapacidad reconocidos, agrupados en categorías físicas, visuales e intelectuales, pero no todos los deportes las aceptan por igual. Algunas disciplinas, como el atletismo o la natación, son más inclusivas, mientras que otras, como el golbol o el levantamiento de pesas, están diseñadas para un grupo específico. Además, cada deporte establece «Criterios Mínimos» de Discapacidad que definen cuán severa debe ser la condición para permitir la participación, lo que significa que no todos los atletas con discapacidad son automáticamente elegibles.
Una vez cumplidos los requisitos, se asigna al atleta una «clase deportiva» basada en el impacto funcional de su discapacidad. Estas clases permiten que deportistas con diferentes diagnósticos compitan juntos si sus limitaciones generan un rendimiento similar. El proceso, que puede implicar evaluaciones periódicas a lo largo de la carrera del atleta, está a cargo de un panel multidisciplinario de expertos. Con este enfoque, Los Ángeles 2028 no solo consolidará el mayor equilibrio de género en la historia paralímpica, sino que también afianzará un modelo de competencia que celebra la diversidad y pone el foco en el mérito deportivo.