El presidente del Comité Olímpico Internacional dejará su cargo cuando se cumpla su último periodo en junio de 2025. El máximo líder del olimpismo mundial se mostró emocionado en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de París 2024, tenía claro que su discurso de cierre era la despedida de un antes y un después del COI. Por lo mismo, las sensaciones viajaban a mil en cosas de segundos, no había tiempo para detenerse, sólo para agradecer. Su rostro siempre regala una sonrisa, a pesar de las vicisitudes, los altos y bajos que tiene este cargo el más influyente en el mundo del deporte.
París y no otra ciudad capital fue el lugar elegido por Thomas Bach para comunicar que no irá por un tercer mandato a partir de marzo de 2025, lo que hubiera significado modificar la Carta Olímpica, acción que no estaba de acuerdo el propio Bach señalando “luego de una profunda deliberación, llegué a la conclusión de que no debía pedir que mi mandato fuese prolongado”, para así “proteger la credibilidad” del movimiento olímpico, sentenció el dirigente alemán.
El arribo de Thomas Bach a mediados del año 2013 no hacía presagiar cambios tan profundos en el futuro del movimiento olímpico, todos o la gran mayoría se sentían cómodos y a gusto con el funcionamiento del COI, pero la primera señal que dio Bach fue precisamente cuando recién asumió la presidencia en Buenos Aires, Argentina “En mi administración encontrarán a un dirigente que trabajará por un COI más inclusivo, donde todos sin excepción se sientan identificados, no sólo con los valores olímpicos, sino también, que seamos capaces de hacer transformaciones y no tengamos miedo a los cambios, mientras los cambios sean un bien superior, nos indicará que vamos por el camino correcto”.
Aquella primera intervención de Thomas Bach literalmente fue esculpida en piedra. Trazó el camino de un Comité Olímpico Internacional para “nuevos” tiempos, donde la igualdad, la equidad, la inclusión, el cuidado del medio ambiente, la sostenibilidad, el respeto por el derecho de los atletas. Se atrevió a incorporar las nuevas tecnologías, romper con la inercia de décadas, atreverse a producir cambios conductuales en la sociedad de hoy. Thomas Bach rompió todos los esquemas. Su capacidad de trabajo, sin medir o cuantificar el tiempo invertido, entendió desde el primer día que su vida cambiaría, pero también, ayudaría a cambiar a miles de jóvenes, quizás en este largo peregrinar se vio a sí mismo, cuando llegó a la esgrima siendo un adolescente, sin imaginarse que con el paso del tiempo sería campeón olímpico por equipo en esgrima, alguna vez declaro al respecto “Mis padres me alentaron desde el primer día, tenía ese gran apoyo, fueron mis pilares, pero me dejaron volar y, lo más importante, buscar mi propio espacio. Al final descubrí que el deporte sería mi gran fuente de inspiración y me entregaría las herramientas para conquistar mi propio mundo”.
Thomas Bach dejará grandes “Legados”, muchos de ellos son parte de este renovado Comité Olímpico Internacional. Su visión de futuro seguirá presente en cada acción que acometa el COI y sus propios dirigentes, el camino trazado no tiene vuelta atrás, salvo para mirar y honrar a quienes crearon, fundaron y alimentaron los valores del olimpismo. Pero Thomas Bach fue más allá, se atrevió, hipotecó más de alguna vez su propio prestigio, fue tozudo hasta el final con realizar los Juegos Olímpicos de Tokio 2020+1, a pesar que la gran mayoría pensaba que no era oportuno hacerlos por el Covid19, a pesar de esa carga tan pesada, sintió que esos juegos en particular eran vitales para la humanidad toda, sin Juegos Olímpicos no había esperanza, Thomas Bach devolvió en parte esa esperanza, creyó una vez más en el deporte como una herramienta transformadora y que es capaz de unirnos, abrazarnos en la diversidad y luchar por un mundo mejor, ese mundo que soñamos todos, donde el deporte es nuestra fuente de inspiración.
Hace ya varios días que terminó la Ceremonia de Clausura de los Juegos Olímpicos de París 2024 y quedará en la retina de miles de millones de personas en todo el mundo que estos Juegos fueron alucinantes, de una magnificencia pocas veces vista, con un público que llenó cada uno de los escenarios deportivos, con atletas que emocionaron por sus medallas y otros que ganaron su propia medalla al esfuerzo, al batir su récord personal y muy alejado de las grandes marcas o tiempos, como escribió Thomas Bach en su carta de navegación durante estos casi 12 años de gobernanza: “El atleta es nuestro núcleo, es el centro de cada acción que llevamos adelante, no nos podemos alejar de ese principio consagrado en la Carta Olímpica, tenemos que trabajar para entregar cada vez mejores condiciones a los atletas, sólo así, construiremos un mundo mejor a través del deporte”, señaló el presidente del COI.
Habrá muchas crónicas, reportajes, editoriales alusivas al liderazgo de Thomas Bach al frente del Comité Olímpico Internacional y, en mi caso particular, habrá más de alguna editorial referida a su persona, pero no puedo dejar de destacar y valorar la disposición con los medios de comunicación en general, en mi caso particular, tuve el privilegio de entrevistarlo en varias ocasiones y, la verdad que, me quedo con ese hombre afable, de fácil sonrisa, conversador, con un liderazgo pocas veces visto, a veces, de bajo perfil, pero con un status de los “elegidos”. Thomas Bach se va de París con la misión más que cumplida, a sus 70 años puede sentirse orgulloso de llevar al COI al sitial que se merece, le queda un poco menos de un año, y en ese periodo de tiempo no se sorprenda con el devenir del Comité Olímpico Internacional y de los cambios que seguirá implementando hasta el último día de gobernanza Thomas Bach.
Mercy beaucoup á tous.