Asia, a la vanguardia del tenis de mesa mundial
Farzad Youshanlou
abril 20, 2025

Muchos aficionados alrededor del mundo conocen el tenis de mesa por su nombre comercial, ping pong, un término estrechamente vinculado a la identidad del deporte, debido en gran parte al dominio histórico de China en la escena internacional. Las actuaciones deslumbrantes de los atletas chinos en Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales han reforzado la percepción de que este deporte pertenece a Asia Oriental. Sin embargo, aunque muchos lo desconocen, el tenis de mesa tiene sus orígenes en el Reino Unido.

Aunque el tenis de mesa ha sido practicado como actividad recreativa en todo el mundo desde finales del siglo XIX, la falta de una estructura profesional unificada retrasó su ingreso al programa olímpico. La Federación Internacional de Tenis de Mesa fue fundada en 1926, pero no fue hasta los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 que el deporte hizo su debut oficial.

En las décadas siguientes, China se consolidó como la gran potencia del tenis de mesa olímpico, acumulando la mayor cantidad de medallas de oro. No obstante, en los últimos años, el panorama ha comenzado a cambiar. Bajo el liderazgo de Khalil Al-Mohannadi —una de las figuras más influyentes de la disciplina— el tenis de mesa asiático ha experimentado un notable desarrollo en Asia Occidental y Asia Central, regiones donde varios países apenas han alcanzado su independencia en las últimas décadas.

A diferencia de Europa, donde la gobernanza del tenis de mesa ha sido más fragmentada y de evolución lenta, Asia ha adoptado una visión más estratégica y cohesionada para el crecimiento del deporte. Un ejemplo concreto de ello es la creación de la Academia Asiática de Tenis de Mesa, en alianza con la Aspire Academy de Qatar. Inaugurada el año pasado, esta iniciativa busca elevar el nivel técnico de los atletas y expandir geográficamente la práctica del deporte en todo el continente.

Foto: Unión Asiática de Tenis de Mesa

Khalil bin Ahmed al-Mohannadi

La Unión Asiática de Tenis de Mesa, bajo la dirección de Al-Mohannadi, ha organizado ya 34 ediciones del prestigioso campeonato continental. En un hito histórico, la ciudad de Almaty fue elegida por primera vez como sede del torneo, convirtiéndose así en la primera capital de Asia Central en albergar un campeonato de esta magnitud. El evento, celebrado con éxito el año pasado, marcó un avance simbólico en la integración de la región al alto rendimiento internacional.

Ese impulso se reflejó en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde China volvió a imponer su hegemonía al conquistar las cinco medallas de oro disponibles en tenis de mesa, distribuidas entre las modalidades individuales y por equipos, tanto en la rama masculina como femenina. Fan Zhendong se consagró campeón olímpico por primera vez tras vencer 4–1 al sueco Truls Möregårdh en la final individual masculina, mientras que el francés Félix Lebrun emocionó al público local al quedarse con la medalla de bronce. En la rama femenina, Chen Meng revalidó su título al superar a su compatriota Sun Yingsha por 4–2, y la japonesa Hina Hayata obtuvo el bronce.

En las pruebas por equipos, el conjunto masculino chino —integrado por Ma Long, Wang Chuqin y Fan Zhendong— derrotó 3–0 a Suecia, manteniendo así su impecable récord olímpico desde la inclusión de esta categoría en 2008. Por su parte, el equipo femenino, compuesto por Sun Yingsha, Chen Meng y Wang Manyu, también se impuso 3–0 ante Japón, lo que representó además la medalla de oro número 300 para China en la historia de los Juegos Olímpicos. Corea del Sur se llevó el bronce en la categoría femenina, marcando su regreso al podio olímpico en esta disciplina por primera vez desde 2008. Con esta barrida dorada, China reafirmó su lugar como potencia indiscutida, mientras Asia continúa ampliando su influencia en el tenis de mesa mundial

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