Los Juegos Olímpicos de Brisbane 2032 se acercan con una mezcla de promesas y preocupaciones para los residentes de la ciudad. Por un lado, representan una oportunidad para posicionar a Brisbane junto a las grandes ciudades del mundo. Por otro, existe un temor colectivo de que Queensland no esté a la altura del desafío… aún restan poco más de 7 años para desterrar todas las dudas y en ello están los gobernantes australianos.
Desde que Brisbane fue anunciada como sede en 2021, el gobierno de Queensland ha presentado tres planes diferentes para los estadios y las instalaciones olímpicas. Sin embargo, ninguno de ellos ha logrado resolver las tensiones entre la necesidad de limitar los costos y la presión por no quedar en desventaja frente a ciudades como París o Los Ángeles, que han ofrecido espectáculos memorables en sus Juegos.
El gobierno estatal anunció recientemente un nuevo plan que incluye la construcción de un estadio principal en Victoria Park, con un coste estimado de 2.400 millones de dólares y una capacidad de 63.000 asientos. Este proyecto, que rompe una promesa electoral del primer ministro David Crisafulli de no construir un nuevo estadio, ha generado críticas y oposición, especialmente por su impacto en un sitio de importancia cultural para las comunidades indígenas locales.
PROMESAS ROTAS Y DESAFÍOS POLÍTICOS
Durante la campaña electoral de 2024, Crisafulli prometió no construir un estadio en Victoria Park y, en su lugar, realizar una revisión de 100 días para evaluar las opciones de sedes. Sin embargo, el nuevo plan incluye no solo el estadio en Victoria Park, sino también un centro acuático de clase mundial en Spring Hill, con capacidad para 25.000 personas durante los Juegos y 8.000 después de su finalización.
Crisafulli se disculpó públicamente este lunes por romper su promesa: «Tengo que asumirlo, y lo haré. Es mi decisión, y acepto esa decisión. Al final, era una elección entre Qsac y un nuevo estadio, y sé cuál habría sido políticamente más fácil para mí, pero he tomado la decisión correcta».
El gobierno también confirmó que el estadio Gabba será demolido para dar paso a un desarrollo residencial, mientras que el proyecto Brisbane Live Arena, que inicialmente iba a albergar las competiciones de natación, será financiado completamente por el sector privado.
PRESUPUESTO DE 4.500 MILLONES
El gobierno insiste en que los Juegos se entregarán dentro del presupuesto existente de 4.500 millones de dólares, aunque los costos individuales de cada instalación aún no se han revelado. Para cumplir con los plazos, el estadio principal deberá estar terminado 12 meses antes de la ceremonia de apertura, lo que significa que la construcción deberá completarse en solo cuatro años.
El primer ministro también señaló que se buscará la colaboración del sector privado para financiar varios proyectos, incluyendo el estadio principal. «Hemos recibido múltiples ofertas del sector privado para construir el estadio, con el gobierno proporcionando el terreno y las aprobaciones de planificación. Esto tiene mucho sentido, no solo para los contribuyentes, sino también para quienes quieren ver a las ciudades convertirse en ciudades de clase mundial», afirmó Crisafulli.
EVITAR EL IMPACTO AMBIENTAL
El plan para construir en Victoria Park ha enfrentado una fuerte oposición, incluyendo posibles desafíos legales y críticas de líderes indígenas que se oponen al uso del sitio, conocido como Barrambin, por su importancia cultural. Además, los residentes de Brisbane han expresado su preocupación por el impacto ambiental y la falta de consulta pública sobre el tipo de Juegos que desean.
El Comité Olímpico Internacional ha sido claro en su mensaje: los Juegos deben adaptarse a la ciudad anfitriona, no al revés. Sin embargo, la falta de una visión clara por parte de los líderes políticos ha retrasado la planificación y generado incertidumbre sobre cómo Brisbane se presentará al mundo en 2032.