El oro conseguido en los Juegos Olímpicos de París 2024 emocionó a todo Chile. Francisca Crovetto, tras una definición infartante en el tiro skeet ante la británica Amber Rutter, le daba al país sudamericano la tercera presea dorada de su historia y los devolvía a un podio olímpico tras la plata de Fernando González en el tenis de Beijing 2008. Fueron 16 años de espera que terminaron con la emoción de “Pancha”, entonando el himno chileno en la cima del mundo.
Oriunda de San Miguel, una comuna de la capital Santiago, Crovetto tiene una vida junto a la escopeta y el tiro. Desde los 3 años que acompañaba a su padre, Juan Francisco, al polígono de tiro donde él practicaba. Según cuenta el mismo progenitor, a los 11 la ahora medallista de oro ya mostraba interés por ser ella la tiradora. Y así fue que a los 13 años ya estaba compitiendo y derrochando precisión.
Su camino olímpico fue largo hasta llegar al oro en París. Son los cuartos Juegos Olímpicos para la carrera de Crovetto, quien antes de estos Juegos ya tenía a su haber Juegos Panamericanos, presencia destacada en copas del mundo, finales e incluso el récord mundial al completar 125 aciertos en igual cantidad de disparos en la Copa del Mundo de Lonato, Italia, en 2022.
En Londres 2012, Francisca finalizó en octavo lugar y en Rio 2016 terminó 17ª. En Tokio 2020 tuvo el honor de ser la abanderada de Chile, pero en la competencia solo concluiría en el puesto 23. Ya en 2024 su historia se teñiría de oro: con el primer lugar obtenido en París, se convirtió además en la única mujer chilena en conseguir la medalla más deseada. Previamente, su país solo había conseguido dos oros en la historia, ambas con un nombre en común: Nicolás Massú, histórico por haber ganado el singles y el dobles del tenis junto a Fernando González en Atenas 2004.
Crovetto llegaría 20 años después a reescribir la historia. A sumarse a las páginas doradas y a seguir contribuyendo al deporte chileno. Ella lo hace no solo desde el polígono de tiro, sino que también siendo figura importante y dirigencial de la Agrupación de Deportistas de Alto Rendimiento de Chile.
Francisca Crovetto pasó a la historia en París. Su cara de incredulidad tras romper los dos platos que le dieron el oro, el aplauso cerrado de sus familiares y amigos en la tribuna, y el emocionante himno chileno siendo entonado en Juegos Olímpicos después de 20 años, la ubican en un sitial de grandeza para un país que solo ha conseguido 14 medallas en toda su historia. Su nombre, de ahora en más, deberá ser escrito en letras doradas.