Ni siquiera el importante triunfo sobre Giovanni Mpetshi Perricard logró cambiarle la cara a Maxime Janvier. El tenista francés vencía a su compatriota y se metía en el cuadro principal de Wimbledon, luego de sortear tres partidos en la qualy. Y sin embargo, pese al triunfo, ni el dinero que significará en su cuenta, ni los puntos que ganará en el ranking ATP, ni el prestigio de disputar el Grand Slam británico, hacen feliz a un hombre que declaró odiar el tenis profesional.
A sus 27 años, Janvier está en el puesto 225 del ranking ATP. Viene de disputar torneos Challengers y aunque ya está dentro del majestuoso torneo londinense que brilla por su elegancia, trajes blancos e imponentes escenarios, la sonrisa no asoma en su rostro. El francés dio una sincera entrevista a L’Equipe, donde confesó su desamor por el tenis. La soledad que siente cuando entra a la cancha, es la misma que le ha acompañado hace años. «Eres tu propio jefe», dijo Janvier comentando las pocas cosas positivas que le encuentra a un deporte que no le llena.
La desesperanza se siente en sus crudas palabras. «El tenis me decepciona mucho. Cuando era más joven, no pensaba que fuera así en absoluto. Nunca habría jugado al tenis si lo hubiera sabido. Esta falta de estabilidad permanente te permite estar en el puesto 50 y el año que viene en el 800… No hay nada que se dé por sentado en el tenis. Y no hay protección. Ya no espero mucho de este deporte. Cuando era más joven, durante mucho tiempo, me encantaba el deporte. Hoy el tenis me parece muy injusto», dijo el tenista al prestigioso medio francés.
El desencanto es grande en Maxime, quien argumenta la injusticia que encuentra en la suma de puntos y en la repartición de dinero. «Soy un asalariado del tenis», comentó. Juega para sumar números en su cuenta bancaria. Si no compite, no recibe ingresos. Los auspicios no le abundan, pero sabe que debe trabajar para ganarse el pan. «Hay muchachos peor clasificados, que tienen carreras menos buenas, pero que tienen patrocinadores. Intenté encontrar patrocinadores, nadie quiere. No sé cómo funciona. Ya no tengo las respuestas», se lamentó el francés.
«Si no fuera por lo financiero, habría dejado de hacerlo hace mucho tiempo. Por supuesto, jugar Wimbledon, hacer segundas semanas… Prefiero eso a otros trabajos, por eso sigo. Pero si dentro de tres años estoy en el puesto 400 del mundo, me daré tres meses para volver a subir y si no, pararé».
«La maison ! La maison !»
Maxime Janvier sait visiblement déjà ce qu’il va faire de son prize money après sa qualification pour le tableau principal de Wimbledon.
Victoire 6-7, 7-5, 7-6, 7-6 malgré les 44 (!) aces de Giovanni Mpetshi Perricard. pic.twitter.com/vBsJf6O54C
— Quentin Moynet (@QuentinMoynet) June 27, 2024
El desamor de Janvier por el deporte de su vida también va de la mano con la poca información que tuvo desde pequeño, cuando todo era más fácil y solo se preocupaba de que el golpeo con su raqueta llegara al otro lado de la red. Pero se lamenta al recordar todo lo que hay detrás de ir a la búsqueda de puntos en los torneos. Los doctores, entrenadores, equipos, viajes, hoteles, costos. «Todo eso no te lo cuentan cuando eres pequeño. De lo contrario, no habría jugado al tenis. Y yo, después, sé que vuelvo al Challenger, donde son 400 euros brutos en la primera ronda. Entonces, si pierdes en la primera ronda, pierdes dinero… No, no le desearía la vida del tenis a nadie. A menos que eso sea todo lo que quieras. A menos que vivas, comas y vayas al baño de tenis. Estos son felices. Durante siete años no tuve ni una semana de vacaciones. No siento ningún placer«.
Son las palabras de un hombre superado por la circunstancia. Un hombre que, sin embargo, aún se para y compite, pero que la inestabilidad le golpea a la puerta día y noche. Lo peor, tal vez, es la sensación de haber escogido mal su camino: «Si pudiera reconstruir mi vida, no volvería a jugar al tenis. Yo jugaría al fútbol o al baloncesto«. Maxime Janvier vive el sueño de ser deportista profesional. Sueño para algunos, pesadilla para el francés.