Son los primeros que siempre piden no politizar el deporte, pero un torpe cántico de «Gibraltar es español» de Rodri, el MVP de la Eurocopa, ha incomodado y tapado los halagos que había recibido unas horas antes desde Inglaterra. Su broma, desde el vacile aludiendo a la ‘conquista’ española de la copa frente a los ingleses, no puede esperar que todo el mundo se lo tome de igual manera, empezando por los propios gibraltareños que han calificado los cánticos de «rancios». Esta no ha sido la única nota negativa ya que Dani Carvajal, relacionado con la extrema derecha de España, también rehusó de mirar a la cara al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando le dio la mano.

«Yo no creo que haya nada de malo en que un futbolista no se haya pronunciado al respecto. Al final, cada uno puede decidir, pensar, hacer lo que crea conveniente. Se ha politizado tanto que te da miedo opinar, te da miedo decir cualquier cosa que puedas equivocarte o que se pueda interpretar de manera errónea. Y creo que por eso la gran mayoría de los futbolistas españoles no se han pronunciado», señaló Dani Carvajal hace un año cuando fue preguntado por qué no fue rotundo a la hora de condenar el gesto de Luis Rubiales y apoyar a la Selección española femenina como lo habían hecho otros compañeros.

«Sólo le ha faltado limpiarse la mano al acabar…»

Su respetable opinión ahora ha perdido fuerza cuando, sin palabras pero con gestos, ha opinado sobre su respeto hacia una figura como la de un presidente del gobierno de su país, España, en este caso de izquierdas. A Dani Carvajal, a través de redes sociales -por comentarios, ‘me gusta’ o fotografías- se le ha relacionado con la extrema derecha española, en este caso de VOX y ahora de un nuevo partido llamado ‘Se acabó la fiesta’. Si quería haber apagado estos comentarios sobre su ideología o haber dejado de lado la política sólo tenía que haber respetado. La experta en protocolo Patrycia Centeno comentó de esta manera el gesto del lateral derecho del Real Madrid: «Un apretón de manos (con la intención de desear salud o sellar acuerdo) dura 5 segundos e incluye contacto visual (te reconozco). Lo de Carvajal con Sánchez no ha sido cobra; pero sólo le ha faltado limpiarse la mano al acabar…».

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¿En serio creíais que no la iba a cantar?

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Más torpe e infantil fue el cántico de Rodri en plena celebración en Cibeles (centro de Madrid) y en el que la exaltación y excitación de presentar ante la afición la copa pudo tener algo que ver. «Gibraltar es español» fue el grito con el que avivó a la masa y por lo que Álvaro Morata, el capitán, debió advertirle de que no era una buena idea. Todo eran risas, vaciles y un jolgorio que no ha sentado demasiado bien en Gibraltar ni en Inglaterra, país en el que trabaja Rodri (es jugador del Manchester City).

¿LECCIÓN APRENDIDA PARA EL FUTURO?

De esta manera, la Selección que ha logrado unir a toda España y enamorarse de ella dentro del terreno de juego, ha dejado cierto sabor agridulce en la celebración. Se podía esperar alguna salida de tono, algún jugador ‘tocado’ por el fervor del éxito, vaciles a jugadores o selecciones que se han quedado atrás, pero no que el punto político fuera tocado. Como selección joven que es, suponemos que habrán aprendido la lección de que siempre es mejor no mezclar ciertos brebajes, como el del deporte y la política.

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Lo peor es que esta intromisión política ha dejado de lado simpáticos momentos como el cántico de Cucurella relacionado con la paella, que ya es un hit entre la afición, las grandes presentaciones del capitán Álvaro Morata de sus compañeros y, sobre todo, la aparición de María, una niña con cáncer que representa mejor que nadie el espíritu de lucha. «Tú nos enseñas cada día lo que es luchar de verdad en la vida», le dijo Morata. Este es el verdadero espíritu que ha representado la Selección española durante el torneo en Alemania, no las manchas políticas que torpemente se han dado.

Afortunadamente, el tiempo volverá a poner a cada cosa en su lugar y la gesta deportiva dejará en anécdota estos episodios.