A sus 27 años, Yevhenii Korinets ejemplifica el poder transformador de la resiliencia y la determinación. Antes un jugador de voleibol comprometido, Korinets ahora brilla como un miembro crucial del equipo nacional de voleibol sentado de Ucrania, debutando en los Juegos Paralímpicos de París 2024. Su viaje desde las canchas de voleibol de la región de Zhytomyr hasta el mayor escenario deportivo del mundo es un testimonio de perseverancia, coraje y el espíritu incansable de un atleta que se niega a rendirse.
Antes de la guerra, Korinets era un jugador destacado del equipo del distrito de Chernyakhiv en Zhytomyr, demostrando su potencial a nivel regional. Sin embargo, todo cambió cuando Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania. Korinets dejó la cancha de voleibol para unirse al campo de batalla, alistándose en el ejército ucraniano. Primero sirvió en una compañía de guardias y luego se convirtió en médico de combate en la 30ª Brigada Mecanizada Separada, luchando en la región de Bajmut, uno de los campos de batalla más difíciles y peligrosos del conflicto.
EL COMBATE Y SU AMPUTACIÓN
La vida de Korinets cambió dramáticamente cuando sufrió graves heridas en combate, lo que llevó a la amputación de su pierna. Para muchos, una lesión de este tipo marcaría el fin de una carrera deportiva, pero para Korinets, fue el comienzo de un nuevo capítulo. Tras un arduo proceso de rehabilitación, tomó la valiente decisión de regresar al deporte, esta vez como parte del equipo paralímpico de Ucrania.
«He estado jugando voleibol sentado desde enero o febrero de este año», reveló Korinets en una entrevista con medios ucranianos. A pesar de su experiencia en el voleibol tradicional, descubrió que el voleibol sentado presenta desafíos únicos. «He aplicado las habilidades básicas del voleibol clásico al voleibol sentado, lo que ha facilitado la transición. Sin embargo, ciertos hábitos del antiguo juego pueden ser un obstáculo. Mentalmente, todavía siento que tengo una pierna y, de manera instintiva, quiero moverme con los pies. Pero cuando la pelota cae, tengo que recordarme a mí mismo que debo moverme con las manos».
La rápida adaptación de Korinets al voleibol sentado subraya su excepcional talento atlético y su resiliencia mental. Como nuevo miembro del equipo nacional de Ucrania—que compite en los Juegos Paralímpicos por primera vez en ocho años—aborda este rol con el mismo sentido del deber que una vez lo impulsó en el campo de batalla. «Represento a mi país», dijo Korinets. «Luché por la independencia de Ucrania en el frente, y ahora me esfuerzo por mejorar su posición, no solo en el mundo del deporte, sino a nivel global. Quiero ver a Ucrania prosperar y vivir en paz».
UN SÍMBOLO PARA UCRANIA
El debut paralímpico de Korinets es más que un hito personal; es un poderoso símbolo de la resiliencia de Ucrania. Aunque el equipo ucraniano enfrentó una dura derrota contra Irán en su primer partido, Korinets sigue imperturbable. Su participación en los Paralímpicos es un recordatorio vívido de que la lucha por el futuro de Ucrania no se limita a las líneas del frente; también se libra en el campo deportivo.
«La guerra deja una huella profunda»
Korinets también es un firme defensor del deporte como un medio de recuperación y propósito para sus compañeros veteranos. «Todo veterano debería involucrarse en el deporte», aconseja. «La guerra deja una huella profunda. Es como la droga más adictiva del mundo, alimentada por la adrenalina del combate. El deporte proporciona una emoción similar, ofreciendo una manera de experimentar nuevamente esas intensas emociones y continuar mi batalla por Ucrania».
Mientras Korinets compite en los Juegos Paralímpicos, lleva consigo no solo las esperanzas de su equipo, sino también el espíritu indomable de una nación que sigue luchando por su independencia. Su historia es una de coraje extraordinario, adaptabilidad y un compromiso inquebrantable de representar a Ucrania con honor y determinación en el escenario global.