Londres ha confirmado oficialmente su intención de postularse como sede para los Juegos Olímpicos de 2040. La noticia fue anunciada por el alcalde Sadiq Khan, quien aseguró que la capital británica está en condiciones de organizar el evento por cuarta vez en su historia, tras haberlo hecho anteriormente en 1908, 1948 y 2012. La propuesta londinense se apoya en la reutilización de instalaciones existentes, como el estadio olímpico, el centro acuático y el velódromo, lo que permitiría reducir costos y asegurar una organización más sostenible.
El plan contempla incluso la posibilidad de descentralizar ciertos eventos fuera de la ciudad, posicionando a Londres como un “hub” olímpico con proyección nacional. Esta estrategia busca aprovechar al máximo la infraestructura ya disponible en Reino Unido y fortalecer la candidatura frente a sus competidores. El enfoque de eficiencia, legado y experiencia reciente en organización de grandes eventos deportivos se perfila como una de las principales fortalezas de la propuesta británica.
Rivalidades y desafíos económicos en la carrera olímpica
Pese a sus ventajas, Londres deberá superar una competencia de alto nivel. Alemania es el principal rival en esta primera etapa del proceso, con una propuesta multisede que incluiría a ciudades como Berlín, Hamburgo, Leipzig o Múnich. Esta visión descentralizada también apuesta por la reutilización de instalaciones y la integración regional, lo que plantea una competencia directa en términos de sostenibilidad, experiencia y legado. Además, otras naciones como India ya han formalizado su interés, mientras ciudades como Barcelona han sido mencionadas, aunque sin confirmación oficial de su candidatura.
Más allá de los méritos deportivos y logísticos, uno de los grandes desafíos será el financiero. Tomando como referencia los Juegos de París 2024, se estima que el coste para las arcas públicas francesas estará entre los 3.000 y 5.000 millones de euros, con un aumento presupuestario de 10% atribuido a la inflación. Londres, al igual que cualquier otra ciudad candidata, deberá demostrar que puede enfrentar estos costos sin comprometer su economía, apelando a ingresos por patrocinio, optimización de recursos y un modelo de gestión eficiente. La carrera por 2040 ya está en marcha, y Londres se posiciona como una opción ambiciosa pero realista.