Luka Modric sorprendió al mundo del fútbol con un movimiento inesperado: convertirse en accionista minoritario del Swansea City, club de la Championship inglesa. El mediocampista croata, leyenda del Real Madrid y ganador del Balón de Oro, no colgará aún las botas, pero ya ha dado un primer paso hacia su futuro fuera de las canchas. En un emotivo mensaje, afirmó que su objetivo es “apoyar el crecimiento del club de forma positiva y ayudar a construir un futuro emocionante”, gesto que generó sorpresa y entusiasmo entre los aficionados galeses.
La noticia del acuerdo se gestó en silencio durante varios meses. Modric, de 39 años, fue contactado a través de su agente Borja Couce por los actuales dueños estadounidenses del Swansea, interesados en sumar a una figura con prestigio internacional. A partir de allí, las reuniones se sucedieron en Madrid, Los Ángeles y Gales, y el vínculo se afianzó tanto a nivel personal como profesional. La participación del croata se estima similar a la del 3,3% que ostenta Tom Brady en el Birmingham City, con quien el Swansea compartirá categoría la próxima temporada.
Una inversión con visión a largo plazo
La decisión de Modric no fue al azar. El exjugador del Tottenham conoce bien al Swansea desde su etapa en la Premier League y ha seguido de cerca al equipo en sus últimas campañas. Su compromiso, aunque todavía limitado por sus obligaciones con el Real Madrid, ya ha comenzado a tomar forma. Ha estudiado el modelo financiero del club, ha mantenido conversaciones estratégicas y está dispuesto a ser un factor de atracción para nuevos fichajes, sin buscar protagonismo inmediato.
Por ahora, su implicación será discreta, ya que su prioridad sigue siendo el cierre de temporada con el Madrid y la posibilidad de renovar por un año más. No obstante, el interés de Modric por comprender el negocio del fútbol es genuino, y su figura podría ser clave para impulsar la imagen del Swansea en el mediano plazo. Mientras tanto, el club define su futuro técnico con Alan Sheehan como principal candidato, mientras los fanáticos sueñan con ver al croata en las gradas de Fairwood acompañado de sus hijos, todos ya con la camiseta blanquinegra.