Soraya Mohamed, conocida como la ‘reina de Egipto’, se ha convertido en el rostro del baloncesto femenino africano. Figura clave del formato FIBA 3×3, busca guiar a su país hacia su primera clasificación olímpica en Los Ángeles 2028 y consolidar su legado como referente continental.
“Mi sueño siempre ha sido llevar a Egipto al mayor escenario posible: los Juegos Olímpicos”, afirma Mohamed. A sus 27 años, la jugadora nacida en El Cairo simboliza una generación que ha transformado la percepción del baloncesto en su país. Admirada por su carisma y liderazgo dentro y fuera de la pista, ha logrado convertir su talento en una voz de referencia para el deporte femenino africano.
Un modelo de inspiración para una nueva generación
A los 16 años debutó con la selección absoluta de Egipto, convirtiéndose en una de las jugadoras más jóvenes en hacerlo. Desde entonces, ha sido elegida jugadora más valiosa (MVP) en varios torneos africanos y ha consolidado su liderazgo en el baloncesto 3×3. Su liderazgo dentro del equipo nacional se refleja tanto en la pista como fuera de ella, donde ejerce de mentora para las jugadoras más jóvenes. “Desde pequeña sentía que nací para este deporte. Cada triple, cada entrenamiento me acercaba un poco más a lo que soñaba”, recuerda.
El impacto de Soraya Mohamed va mucho más allá de las canchas. Su figura representa el ascenso del deporte femenino en África y se ha convertido en símbolo de visibilidad, orgullo y superación para miles de niñas. “Cuando las niñas me dicen que quieren ser como yo, siento una enorme responsabilidad. Me empuja a seguir rindiendo al máximo”, comenta.
Hiyab como identidad y orgullo
Parte de su legado tiene que ver con la fe y la identidad. Mohamed fue una de las primeras jugadoras en vestir el hiyab durante competiciones oficiales de la Federación Internacional de Baloncesto -FIBA-, un gesto que en sus inicios le generó cierta presión pero que hoy asume con total orgullo. “Al principio me sentía muy observada por llevar el hiyab, pero con el tiempo entendí que era parte de quién soy. Lo llevo con orgullo”, asegura.
Ese compromiso personal también ha tenido un efecto social. La imagen de Mohamed ha servido para demostrar que el deporte y la fe pueden convivir, inspirando a muchas jóvenes musulmanas dentro y fuera de Egipto. “Cuando la gente se hace fotos conmigo y las comparte, me alegra saber que represento a mi país, a mi religión y a muchas mujeres que quizá se atrevan a perseguir sus sueños”, afirma.
El poder de las redes y el futuro olímpico
La jugadora egipcia destaca el papel que han tenido las redes sociales en la evolución del baloncesto femenino. Plataformas como Instagram o YouTube han permitido que el público descubra nuevos referentes, impulsando la visibilidad de las deportistas en un país donde el fútbol masculino sigue siendo dominante. “Antes, solo el fútbol acaparaba la atención. Ahora, gracias a las redes, muchas mujeres en Egipto están encontrando su lugar en el deporte”, explica Soraya.
En el ámbito competitivo, Mohamed fue una de las figuras destacadas del FIBA 3×3 World Cup 2023, donde Egipto participó por primera vez en la historia. Tras ese hito, su objetivo es liderar el proceso de clasificación hacia Los Ángeles 2028, consolidando al equipo nacional como una de las potencias emergentes del continente. “Ya cumplí el sueño de llevar a Egipto a un Mundial. Ahora mi objetivo es llegar a los Juegos Olímpicos y dejar una huella en la historia del baloncesto africano”, dice.




