El 24 de junio de 1995, Sudáfrica venció a Nueva Zelanda 15-12 en la final del Mundial de Rugby, un momento que marcó la historia del país por el contexto político en el que se encontraba, principalmente por el ‘appartheid’. Treinta años después, Mark Andrews y Joel Stransky, dos de los protagonistas de aquel equipo, han compartido sus recuerdos y reflexiones en el periódico sudafricano ‘Daily Sun’ sobre un torneo que trascendió lo deportivo. Sus palabras reflejan la magnitud de aquel logro y su impacto en Sudáfrica… más allá de ‘Invictus’ y Hollywood.
Mark Andrews, quien jugó en una posición poco habitual como número ocho, recordó que “no fue solo el partido final lo que quedó en la memoria de todos, sino las seis semanas de trabajo duro, comenzando con el primer partido contra Australia. Mzansi (todo el pueblo de Sudáfrica) se unió detrás de nosotros, y esa fue la memoria más poderosa, ver al país unido”.
Andrews destacó cómo la victoria de 1995 transformó el rugby en Sudáfrica. “Fue el inicio del rugby profesional, lo que permitió a muchos jugadores ganarse la vida con este deporte y mostrar su talento a nivel local e internacional”. Por supuesto, el exjugador también recordó su primer encuentro con Nelson Mandela: “La primera vez que conocí a Mandela fue la semana antes del partido inaugural. Su presencia y apoyo nos dieron una motivación increíble”.
Joel Stransky y el drop que definió la historia
Por su parte, Joel Stransky, autor del drop que dio la victoria en la final, describió aquel momento decisivo: “El marcador estaba empatado 12-12, y sabía que tenía que aprovechar la oportunidad. Ese drop desde 30 metros fue el momento que nos dio la victoria”. Este fue el primer Mundial de Rugby cuya final se decidió en tiempo extra, y el ‘kick’ de Stransky sigue siendo uno de los momentos más icónicos en la historia del rugby mundial.
Stransky también recordó la visita de Nelson Mandela al vestuario antes de la final: “Ver a Mandela con la camiseta de los Springboks fue un momento increíble. Nos dio fuerza y motivación. Nos hizo sentir que estábamos jugando por algo mucho más grande que nosotros mismos”.
El equipo de 1995
Ambos jugadores coincidieron en que el torneo de 1995 fue mucho más que un logro deportivo. Andrews afirmó que más allá de que aquel equipo tuviera «un papel importante en la transición del rugby amateur al profesional, fue un momento en el que el rugby se convirtió en un símbolo de unidad para Sudáfrica”.
Por su parte, Stransky destacó el apoyo de la nación: “Sentir a todo un país detrás de nosotros fue algo que nunca olvidaré. Fue un momento que unió a Sudáfrica de una manera que nunca habíamos visto antes”.
Treinta años después, las palabras de estos héroes del rugby sudafricano siguen recordando el impacto de aquella victoria, no solo en el deporte, sino en la historia de Sudáfrica.