Ante la creciente preocupación por el impacto ambiental de los eventos deportivos masivos, un estudio reciente ha revelado que el fútbol y el rugby generaron conjuntamente la alarmante cifra de 2,2 millones de toneladas de CO² solo en 2022. Consciente de esta problemática, el grupo de estudio Shift Project ha elaborado una serie de propuestas innovadoras con un objetivo ambicioso pero crucial: reducir la huella de carbono de estos dos deportes en un 68% para el año 2050, buscando así un futuro más sostenible para el deporte.
El estudio destaca que la mayor parte de las emisiones en el deporte profesional provienen de los viajes, representando un 80% del total. Dentro de esta categoría, los desplazamientos de los espectadores contribuyen con un 68%, seguidos por los viajes de los equipos con un 7% y los de los empleados con un 5%. Para hacer frente a este desafío, se proponen soluciones como la mejora de las opciones de transporte público hacia los estadios, la instalación de estaciones de carga eléctrica en los aparcamientos para vehículos particulares y la promoción de alternativas de transporte más ecológicas entre los aficionados y los equipos.
ESTRATEGIAS PARA LA REDUCCIÓN DE EMISIONES
El Proyecto Shift ha delineado diversas estrategias para mitigar el impacto ambiental del fútbol y el rugby. En el ámbito del transporte, se busca incentivar el uso del transporte público y el coche compartido entre los aficionados, así como optimizar los desplazamientos de los equipos profesionales, explorando incluso la posibilidad de utilizar trenes nocturnos para reducir las emisiones asociadas a los viajes. Además, se propone la renovación de los recintos deportivos para hacerlos más eficientes energéticamente, la ampliación de la oferta vegetariana en los estadios para disminuir el impacto del consumo de carne y otras medidas destinadas a reducir el consumo y las emisiones en general.
No obstante, a pesar del potencial de estas medidas para lograr una reducción significativa de la huella de carbono, el estudio advierte que la tendencia actual hacia la expansión de las competiciones internacionales podría socavar los esfuerzos realizados. La ampliación de la Copa Mundial de la FIFA a 48 equipos y la inclusión de clubes sudafricanos en la Copa de Campeones de Europa son ejemplos claros de esta tendencia, lo que subraya la necesidad de un compromiso global y coordinado para garantizar la sostenibilidad del deporte a largo plazo.