El pasado viernes, el Kolos Kovalivka abrió la segunda mitad de la temporada de la Premier League ucraniana con un partido en casa contra el Chornomorets Odesa. El saque inicial estuvo a cargo de Dmytro Orel, un soldado que ha luchado en las líneas del frente en el este del país. Aunque el Kolos marcó un gol en los primeros dos minutos, el partido terminó con una derrota 2-1, arrastrando al equipo hacia la lucha por el descenso.
Sin embargo, el fútbol en Ucrania no se trata solo de resultados. El día anterior, se conoció una noticia devastadora: Mykyta Kalin, un exjugador juvenil del Kolos, murió en combate en la región de Járkov. Tres años después de la invasión a gran escala de Rusia, el fútbol sigue siendo un reflejo de la lucha diaria del país, un espacio donde la vida continúa a pesar de la violencia y el dolor, tal y como se expresa en un reportaje de este lunes en ‘The Guardian’.
ENTRE LA GUERRA Y LA ESPERANZA
Andriy Shevchenko, presidente de la Asociación Ucraniana de Fútbol (UAF), explicó en declaraciones a ‘The Guardian’ que el fútbol en Ucrania se enfrenta a dos posibles escenarios: uno en el que la guerra continúa y otro en el que termina. “Son visiones muy diferentes”, afirmó. Por ahora, el principal desafío es mantener el deporte viable. Los fondos destinados a proyectos de infraestructura, proporcionados por la FIFA y la UEFA, están congelados hasta que el país pueda planificar iniciativas de mayor alcance.
La situación económica de Ucrania sigue siendo frágil, y esto afecta directamente al fútbol. Según Serhii Palkin, director ejecutivo del Shakhtar Donetsk, los ingresos locales por patrocinios, derechos televisivos y entradas son mínimos. “Sobrevivimos gracias a los propietarios ucranianos que invierten su propio dinero en los clubes”, explicó a ‘The Guardian’. Sin embargo, el objetivo a largo plazo es que los clubes sean autosuficientes, algo que parece lejano en el contexto actual.
EL FÚTBOL COMO REFUGIO EMOCIONAL
A pesar de las dificultades, el fútbol sigue siendo una fuente de esperanza para los ucranianos. Denys Miroshnichenko, defensor del Karpaty Lviv, destacó en ‘The Guardian’ la importancia de los partidos para distraer a las personas de la guerra y brindarles emociones positivas. Aunque los aficionados solo pueden asistir en números limitados, su presencia en los estadios es un testimonio del espíritu resiliente del pueblo ucraniano. “Lo que viven día a día es un acto de valentía heroica”, afirmó Miroshnichenko.
El regreso de la liga, seis meses después de la invasión, fue un logro significativo. Para muchos, el simple hecho de que el fútbol continúe es una victoria en sí misma. “El fútbol y los clubes existen para sus aficionados, que no deberían estar luchando y muriendo, sino disfrutando de la vida con sus familias en las gradas”, añadió Miroshnichenko.
EL ROL DE SHEVCHENKO
En los niveles más altos de la UAF, Andriy Shevchenko está trabajando para fortalecer la posición de Ucrania en el fútbol europeo. Actualmente, se postula para un puesto en el comité ejecutivo de la UEFA, una oportunidad que podría aumentar la influencia del país en un momento crítico. Según ‘The Guardian‘, Shevchenko ha liderado proyectos innovadores, como el fútbol para amputados y programas de rehabilitación postraumática para soldados, demostrando cómo el deporte puede ser una herramienta de cambio positivo.
EQUIPOS DE CRIMEA YA COMPITEN EN LIGAS RUSAS
Mientras tanto, Rusia sigue intentando utilizar el fútbol como una herramienta política. Equipos de Crimea ocupada, como el Sevastopol y el Rubin Yalta, compiten en ligas rusas, lo que genera tensiones en el ámbito deportivo. Ucrania, por su parte, mantiene una postura firme: el fútbol no puede ser un espacio donde se ignoren los horrores del pasado y del presente.