El kárate, un deporte con profundas raíces y alcance global, ha tenido dificultades para ganar terreno significativo en África. Aunque el deporte goza de prominencia en Europa y partes de Asia, enfrenta numerosos desafíos en el continente africano, donde lucha por atraer participantes tanto a nivel de base como competitivo. Este problema se hizo especialmente evidente durante el reciente torneo de Juniors, Cadetes y Sub-21 celebrado en Túnez, donde la alarmante baja participación destacó la falta de interés de la juventud africana por el karate.
Esta falta de entusiasmo no es exclusiva de África. Desafíos similares aquejan al karate en América del Sur y partes de Asia, donde el deporte tampoco ha logrado captar el interés de las nuevas generaciones. La Federación Mundial de Kárate, bajo la presidencia de Antonio Espinós, ha sido criticada por la aparente falta de una dirección estratégica, especialmente después de la exclusión del karate de los Juegos Olímpicos de París 2024 y Los Ángeles 2028. Los frecuentes cambios en las reglas y la falta de una planificación coherente a largo plazo han dejado a las federaciones nacionales luchando por mantener el interés en el deporte. Este clima de inestabilidad ha obstaculizado la creatividad y la identificación efectiva de talentos, creando una atmósfera que muchos consideran repetitiva y poco atractiva.
Para obtener una visión más profunda sobre el panorama del karate en África, nos conectamos con Ruanda para conversar con Guy Didier, fundador de Sport Genix International. La organización de Didier no solo descubre talento deportivo, sino que también ofrece una plataforma para que los jóvenes atletas compitan en varios deportes, incluido el karate. Su perspectiva, moldeada por años de experiencia como atleta y administrador, ofrece una visión crítica sobre las dificultades que enfrenta el karate en el continente.

Guy Didier, fundador de Sport Genix International
Nuestra conversación comenzó con una reflexión sobre el decepcionante desempeño del karate en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. A pesar de la gran expectativa global en torno al debut olímpico del karate, la contribución de África al deporte en el escenario mundial ha sido mínima. En el Campeonato Mundial de Karate de 2018, África estuvo representada por solo 174 atletas de un total de 1,117 participantes. Solo se ganaron cuatro medallas de bronce por naciones africanas, todas del norte de África: dos de Egipto, una de Marruecos y otra de Argelia.
Esta tendencia a la baja continuó en la reciente competición en Túnez, donde de los 54 países africanos, solo 25 enviaron atletas, con menos de 400 participantes en total. Al preguntarle por qué la WKF ha sido tan ineficaz en la promoción del deporte en África, Didier ofreció una respuesta franca e incisiva: “La participación en los Campeonatos del Mundo de la WKF no es el mayor desafío. El verdadero problema para muchos países miembros de la Unión Africana de Federaciones de Karate (UFAK) es la falta de programas de entrenamiento adecuados, apoyo financiero y liderazgo dentro de la UFAK. La WKF brinda apoyo financiero, pero a menudo es insuficiente. ¿Cómo puede un atleta competir a nivel mundial sin una preparación adecuada o incluso sin un entrenador? En muchos casos, es el presidente de la federación nacional quien viaja con el atleta, en lugar de un entrenador. La WKF necesita replantearse sus políticas de apoyo”.
Didier también destacó las discrepancias entre los programas de apoyo del Comité Olímpico Internacional y el sistema de clasificación de la WKF para los Juegos de Tokio. “El sistema de clasificación simplemente no reflejaba las realidades de las naciones africanas, donde los recursos son limitados”, señaló, subrayando que los programas de Solidaridad Olímpica del COI no estaban alineados con los procesos de la WKF, lo que dejó en desventaja a muchas naciones africanas.
Las dificultades del karate en África reflejan el mal desempeño del deporte en el continente en general. En 2018, solo 282 atletas sénior participaron en competiciones continentales en África. Aunque en su momento se discutieron programas de entrenamiento para entrenadores y atletas, Didier señala que ni la WKF ni la UFAK se comprometieron completamente con estas iniciativas, o sus esfuerzos simplemente no dieron resultados tangibles. “El sistema de clasificación para los Campeonatos Mundiales, que se celebran cada dos años, se ha convertido en otra barrera”, añadió.
Para abordar estos problemas, Didier sugiere que la WKF debería mirar a otras federaciones deportivas internacionales, como la FIFA y la FIBA, que han implementado programas de desarrollo exitosos para países con recursos limitados. “La WKF debería revisar su sistema de clasificación e introducir programas específicos para apoyar a los atletas de federaciones menos ricas”, comentó.
Habiendo representado a Ruanda en el Campeonato Mundial de Karate de 2002 en Madrid y servido como Director Técnico de la Federación de Karate de Ruanda, Didier aporta una vasta experiencia y un fuerte compromiso con la ética en la administración deportiva. Sus frustraciones con el actual liderazgo de la WKF, especialmente con el presidente Antonio Espinós, reflejan los sentimientos de muchos dentro de la comunidad mundial de karate. Espinós, quien ha liderado la WKF desde 1998, ha sido criticado por no unificar el mundo del karate y por la exclusión del deporte de los Juegos Olímpicos de París 2024.
“He tenido la oportunidad de reunirme con varios miembros tanto a nivel de la UFAK como de la WKF, y la mayoría comparte la misma opinión: es hora de un cambio de liderazgo”, comentó Didier. “Pero, cómo se puede implementar este cambio?”
A medida que el karate lucha por encontrar su lugar en África, los líderes del deporte enfrentan preguntas difíciles sobre su estrategia futura. Sin una reforma significativa y un enfoque renovado en apoyar a las regiones subrepresentadas, el karate corre el riesgo de perder el ya precario terreno que ha ganado en el continente.