“Siento que a veces tengo el peso del mundo sobre mis hombros. Sé que hago que parezca que la presión no me afecta, pero maldita sea, a veces es difícil”. Estas fueron las explicaciones que hace tres años dio Simone Biles tras abandonar Tokio 2020. Fue «por un tema mental», intentó resumir la delegación estadounidense de gimnasia. Desde ese momento comenzó un trabajo tanto de USA Gymnastics como de la propia atleta que tuvo su recompensa en agosto del año pasado, cuando en el US Classic de Chicago apareció su pequeña figura para regocijo de la multitud que estaba presente. Quedan 10 semanas llega París 2024, su principal ilusión, esperanza y motivación, ¿será la misma Simone Biles de siempre? Comienza una cuenta atrás muy particular.
Entre el 27 y 30 de junio se hará oficial el equipo estadounidense de gimnasia de cinco mujeres y cinco hombres para los JJOO de París. En ese listado nadie duda será encabezado por Simone Biles y que las mejores colocadas para acompañarla, como ya lo hicieron en Tokio, son Jordan Chiles, Jade Carey y Sunisa Lee, la inmigrante laosiana a la que muchos siguen considerando como la auténtica heredera de la corona de la Biles. También está la veterana Gabby Douglas, presente en Londres y Río, que busca su tercera aparición olímpica después de una pausa de 8 años. Por otro lado, pueden surgir caras nuevas entre las que buscan su debut olímpico: Shilese Jones, Leanne Wong, Kayla DiCello, Skye Blakely y Joscelyn Roberson, todas llenas de medallas e ilusiones. Algunas son amigas y todas son compañeras y rivales en la competición que, de alguna manera, también intervienen en ese trabajo mental en el que USA Gimnastics y Biles han puesto tanta dedicación.
Todo cuidado es poco sabiendo que muchas gimnastas sueñan con superar a la reina, quien con la madurez que le dan los 27 años y sus 37 medallas entre JJOO y campeonatos mundiales en el cuerpo, volverá a la máxima cita del deporte mundial en una versión renovada. Ya se verá si mejor, peor o igual. Simone Biles sabe de las ‘amenazas’ internas y también de la mayor de las externas, Rebeca Andrade, en un duelo que toda la afición planetaria a la gimnasia espera. Pero la diferencia es que hoy sabe que no son las únicas adversarias.
«Sigo con terapia para asegurarme de que todo vaya bien»
“Siento que todavía dudo un poco de mí, pero sigo con terapia para asegurarme de que todo vaya bien”, también se siente capaz de volver. De volver a pararse en el mismo magno evento que la vio con incredulidad abandonar hace 3 años en Tokio, para que ahora la vea, con París como testigo, protagonista de un momento icónico de la gimnasia olímpica, no por resultados, sino por ganar la más dura de las batallas, la que dio contra sus propios miedos e inseguridades. Una revancha que no tiene relación con resentimientos ni desquites, sino construida con la solidez de convencer a la propia psiquis de una simple pero rotunda sentencia y, decir al mundo entero… ¡Sí, puedo!
Muchos aficionados saben del calvario vivido por la gimnasta y ésta del cariño incondicional de la grada, como con la que compartió ese momento de cómplice emoción en el US Classic de Chicago. Ese era el esperado regreso a la competición y tanto afición como estrella recordaban ese errático salto, la breve caminata, la charla con los entrenadores y la consiguiente marginación de Tokio 2020+1. La afición de ese agosto de 2023 también conoció el posterior diagnóstico que le puso nombre a la dolencia, ‘twisties‘ (pérdida de orientación en el aire).
EN AMBERES CUMPLIÓ CON LAS EXPECTATIVAS
El libro ‘Religión of Sports’ asegura que Biles admitió a su madre antes de retirarse que «sentía que podía morir cada vez que realizaba un salto con dos giros y medio». Fueron dos años de terapia hasta regresar al alto rendimiento y, además, le dieron otra perspectiva de la vida: “Ya no siento que la gimnasia sea el fin de todo, como antes”. Esta ovacionada reaparición vino con su octava victoria en Chicago. Luego llegó el mundial de Amberes en donde, pese a caer con la brasileña Andrade en el potro, conquistó los oros en viga, concurso de equilibrio, suelo y equipos.
Restan 10 semanas para que Simone Biles aparezca por el Arena Bercy de París y de esta cuenta atrás estarán pendientes Biles, USA Gymnastics, la International Gymnastics Federation, el comité de París 2024 y el resto del mundo. Es una figura clave en la historia de la gimnasia, de los Juegos Olímpicos y del deporte. Un ser humano especial por sus habilidades, pero con una cabeza y mente como la de cualquier otro. Quizás por eso hay más ganas que nunca de que su lucha triunfe y no sólo se cuelgue una medalla, sino que pueda ser ejemplo de su trabajada victoria en el ámbito de la salud mental, algo necesario de visibilizar y normalizar.