Los atletas no tienen voz en el Comité Olímpico Internacional
Farzad Youshanlou
marzo 19, 2025

Mientras se desarrolla la 144ª Sesión del COI en Costa Navarino, Grecia, la Carta Olímpica sigue siendo un punto de referencia crucial, un plano para mantener la naturaleza global del deporte y fomentar la unidad entre las naciones.

Mientras tanto, el 20 de marzo, el COI elegirá a su nuevo presidente entre un grupo de siete candidatos, algunos de los cuales han operado durante mucho tiempo dentro de los pasillos del poder. Su presencia profundamente arraigada en el sistema significa que no pueden distanciarse de los desafíos y críticas que rodean la gobernanza del deporte y el movimiento olímpico.

Aunque la Carta Olímpica reconoce los derechos de los atletas y desempeña un papel crucial en la configuración de los Juegos, sigue sin abordarse un problema fundamental: el escaso papel de los atletas en la redacción e implementación de los principios que los gobiernan. En la realidad, los atletas tienen poca o ninguna influencia en decisiones clave, y existe una notable falta de transparencia por parte de los miembros ejecutivos del COI en este asunto. La Comisión de Atletas del COI, que debería servir como su voz, se ha convertido en un órgano pasivo e ineficaz, desconectado de las verdaderas preocupaciones de aquellos a quienes dice representar.

El Comité Olímpico Internacional sigue siendo una organización insular con un enfoque jerárquico en su gobernanza. El bienestar de los atletas a menudo queda relegado, especialmente cuando entra en conflicto con los intereses comerciales. Un claro ejemplo de esto se vio en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, cuando se ajustó el horario de las finales de natación para acomodar las transmisiones televisivas de EE. UU., obligando a los atletas a competir temprano en la mañana. Este cambio, realizado sin mucha consulta, generó quejas generalizadas sobre la disminución del rendimiento y el aumento de la fatiga. Sin embargo, la Comisión de Atletas del COI guardó silencio, sin abogar por aquellos directamente afectados.

La 144ª sesión del Comité Olímpico Internacional en Costa Navarino, Grecia

DECISIONES POLÍTICAS

Sin una consulta directa con los atletas, el Comité Olímpico Internacional eliminó unilateralmente la caminata de 50 kilómetros de los Juegos Olímpicos de París 2024. Como uno de los eventos más antiguos de la historia del atletismo olímpico, su eliminación provocó críticas generalizadas. En su lugar, el COI introdujo una nueva carrera mixta de género, una decisión que muchos atletas consideraron injusta. Para los caminantes de resistencia, el evento de 50 kilómetros era una piedra angular de su disciplina, que fue retirada sin su participación.

El mismo desdén por la opinión de los atletas se evidenció en la adopción del Artículo 50 de la Carta Olímpica, que restringe las expresiones políticas de los competidores. Los atletas no tuvieron una influencia real sobre su inclusión, y aunque el COI insiste en mantener la política fuera del deporte, en varias ocasiones ha tomado decisiones políticas, a menudo con evidentes dobles raseros.

La realidad es que el COI opera dentro de un marco burocrático entrelazado con intereses comerciales, en gran medida libre de una supervisión internacional significativa. A pesar de su compromiso con la ética y la Carta Olímpica—por muy defectuosa que sea—las acciones del comité a menudo no cumplen con estos principios. La discriminación persiste, los escándalos sistemáticos de dopaje que involucran a actores estatales siguen surgiendo, y el COI no ha logrado ganarse la confianza de la comunidad deportiva global al abordar estos problemas. Más críticamente, hay poca o ninguna supervisión efectiva de la propia red del COI, particularmente de sus Comités Olímpicos Nacionales y Federaciones Deportivas Internacionales. En última instancia, el COI ha fracasado en cumplir con la propia carta que creó.

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