El dopaje nunca se detiene, está esperando el momento para atacar y sumar a atletas que no tienen la convicción que por sus talentos y esfuerzos pueden alcanzar sus objetivos y buscan -a través de las sustancias prohibidas- hacer trampa en el deporte para lograr su objetivo, a pesar del inminente riesgo que corre si es detectado con dopaje.
Esta introducción que hago no es un parafraseo, es una realidad que incomoda a muchos, es un área limítrofe, donde los esfuerzos nunca serán suficientes para doblegar a los que promueven este vil negocio del dopaje en el mundo, si no somos capaces desde adentro de producir los cambios y aplicar el Código Mundial Antidopaje como corresponde duela a quien le duela.
Uno de los casos que más repercusión mediática ha tenido en las dos últimas semanas es el supuesto dopaje de 23 nadadores chinos en la antesala de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020+1 con trimetazina (TMZ). Sorprende al menos que ninguno de los nadadores fueran sancionados pese a dar positivo. Hay múltiples tesis al respecto, pero ninguna puede estar sobre lo que promueve la AMA, es decir: “Supervisar el cumplimiento de las normas antidopaje en el deporte a nivel mundial. Garantizar que el deporte siga siendo seguro para todos los participantes, como también, promover la salud de los atletas y el espíritu del deporte al proporcionar un marco ético para el deporte limpio”.
Después de entender los alineamientos que tiene la Agencia Mundial Antidopaje y cómo trabaja colegiadamente con los comités olímpicos nacionales, federaciones deportivas nacionales e internacionales, agencias gubernamentales y otros organismos adscritos a la organización, es difícil entender y comprender la gestión que tuvo para este caso en particular. Llama poderosamente la atención que la AMA tuvo la información de 23 casos positivos el 15 de marzo de 2021, cuando el Laboratorio de Pekín, debidamente acreditado por la AMA, remite al sistema de administración y gestión (ADAMS) de la Agencia Mundial las muestras con 28 positivos en TMZ, pertenecientes a 23 nadadores.
Ahora bien, el procedimiento establece que se aplique en forma inmediata una suspensión provisoria mientras dura la investigación por parte de CHINADA, que es el organismo que detenta estas facultades. En otras partes del mundo los atletas con resultado adverso, mientras espera la contramuestra, quedan inhabilitados de todas las competencias dentro y fuera de su país.
¿Por qué a los nadadores chinos no se les aplicó el mismo procedimiento, independiente si fue un dopaje masivo o contaminación por el consumo de alimentos? Hay múltiples respuestas a esta interrogante, pero ese momento con el coronavirus (COVID-19) puso al mundo de rodillas cobrando más de 6,3 millones de muertos, por lo que era impensado viajar a Pekín e investigar en terreno lo sucedido con los nadadores. También se puede confiar en las autoridades chinas con la tesis de una contaminación masiva que sólo se produjo en ese hotel. Las respuestas y argumentos de la AMA no sancionando provisoriamente a estos 23 atletas, varios de ellos medallistas olímpicos en Tokío 2020+1, dejó la puerta abierta a cuestionar los procedimientos que aplican con diferentes criterios a unos y a otros y, lo más delicado, pone una estela de dudas sobre la credibilidad de una organización que por su naturaleza debe garantizar que el deporte y la aplicación de sus reglamentos y códigos sean iguales para todos los deportistas. Llama la atención que la AMA no lo hizo público en ningún momento hasta que aparece en los medios internacionales denunciando este grave hecho, grave por sus implicaciones y el mensaje que deja al resto de los atletas del mundo.
EL CASO SIMILAR -Y OPUESTO- DE KAMILA VALIEVA
Viene a la memoria el caso de la patinadora artística rusa Kamila Valieva, sancionada por dopaje y la sustancia encontrada en su cuerpo fue trimetazidina (TMZ), la misma de los nadadores chinos. La explicación de Valieva es llamativa, que fue un accidente al preparar un postre de frutas. En diciembre 25 de 2021 consumió una preparación con frutas que estaba contaminada con un medicamento que ingería su abuelo para el corazón. Debo reconocer que ambas tesis pudiendo tener un grado de validez, sigue sorprendiendo al mundo del deporte olímpico y a los propios atletas en general, porque por un lado son ambos casos medidos y calificados en forma diametralmente opuesta, con un dopaje masivo sin sancionar y, una joven atleta de 15 años de nacionalidad rusa castigada en forma ejemplar con 4 años por la AMA.
Varios estamentos del deporte han levantado las voces, entre ellos Global Athlete, un grupo de defensa de atletas dirigidos por el exejecutivo de la AMA Rob Koehler, que emitieron un comunicado atacando a la AMA por no divulgar los tests positivos y por no proveer más transparencia y liberar toda la evidencia. “Los supuestos fallos expuestos en los últimos días socavan todo el sistema global de deporte justo y limpio. Cuando el liderazgo falla en cumplir y hacer cumplir las reglas, los atletas son defraudados, sus medios de vida están en riesgo, y pierden la capacidad de tener éxito mediante el talento, el trabajo duro y la perseverancia”, señaló.
Algo no está bien, provoca ruido atender las explicaciones y fundamentos de la Agencia Mundial Antidopaje, por lo mismo nombró hace pocos días a Eric Vottier, exfiscal suizo, quien realizará una revisión e investigación exhaustiva del manejo del caso de dopaje de nadadores chinos por parte de la AMA. La idea es mostrar y demostrar que los protocolos se activaron, independiente a depositar la confianza en la Agencia Antidopaje China (CHINADA).
Al concluir esta editorial de SportsIn sigo pensando que el deporte, a pesar de todas estas vicisitudes, escándalos, denuncias y egoísmos partidistas, es el motor que nos mueve, que nos inspira a construir una sociedad mejor, donde el juego limpio, la cultura libre de dopaje, el fair play, ser solidarios con el otro, nos mostrará el verdadero camino para competir por nuestros propios sueños.
