Simone Biles, el oro y París 2024: la revancha contra ella misma y sus demonios
Víctor García
agosto 1, 2024

Ella lo sabía. El resto de las competidoras lo sabía. El público, también. Cuando con el dorsal 391 y un maillot negro con destellos plateados, hizo una impecable rutina, los ojos de todos acompañaban sus evoluciones, hasta ese doble mortal hacia atrás que marcó el fin del recorrido. Las miradas seguían hipnotizadas a Simone Biles, como si nadie más estuviera en el gimnasio. Es que uno de los saltos más complicados de todos los tiempos (Yurchenko con doble mortal carpado, para los entendidos), que había realizado por vez primera en el Mundial de Amberes, lo repitió en su primera actuación en los Juegos Olímpicos de París 2024, poco antes de ganar el oro por equipos. Este jueves, repitió oro en una de las pruebas más codiciadas de los JJOO, en ejercicio completo o all around. Simone Biles ha vuelto.La sonrisa al terminar el ejercicio y la carrera para abrazar a su entrenadora, Cecile Landi. Un trayecto breve, pero en el que deben haberse agolpado recuerdos tan cercanos como traumáticos

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Este reencuentro con el oro en individual es el instante crucial que le demostró al mundo y a ella misma que estaba, efectivamente, de vuelta. Cerrando un capítulo, dolorosamente abierto hace tres años en Tokio, junto al potro, el mismo implemento con que cerró la presentación que contribuyó al oro estadounidense por equipos en los actuales Juegos Olímpicos. En la capital nipona, fue el momento en que algo estalló en su interior que, como confesaría más tarde, anuló su fuerza interior y voluntad. Es así como la entonces cuatro veces medallista de oro abandonó la arena, tras alcanzar 13.766 puntos, la calificación personal más baja en unos Juegos Olímpicos.

«Tengo que concentrarme en mi salud mental”

«Después de la actuación que hice, simplemente no quería seguir», dijo ante los medios. «Tengo que concentrarme en mi salud mental”, cerró mientras trataba de explicarse, sin mucho éxito, lo que le estaba sucediendo. Las respuestas las iría encontrando con el tiempo y ayuda profesional. Había que enfrentar una inédita “lesión”, que no era uno de los problemas físicos que solía experimentar y superar: era un mal que le afectaba la mente y que, simplemente, la paralizaba.

LOS PROBLEMAS QUE NO SE VEN DE BILES

El camino de su recuperación para llegar a París, detallado en el documental de Netflix, ‘Simone Biles vuelve a volar’, demuestra lo complejo de un proceso en que tuvo volver a aprender cómo enfrentar la presión que supone la alta competición, además de lidiar con la avalancha de críticas que generó su retirada de Tokio. En este camino de reencuentro, Biles, fue asimilando acontecimientos que fueron marcando su vida: ser adoptada por sus abuelos, porque sus padres tenían problemas de adicciones; objeto de discriminación racista dentro del mundo del deporte, víctima de abusos por parte de Larry Nassar, el médico que trabajó para la Federación de Gimnasia de Estados Unidos.

Momentos traumáticos que parecían enclaustrados y que no le impidieron irrumpir con 4 oros en el Mundial de Amberes en 2014 y, 2 años después, en los juegos Río de Janeiro. En la ciudad carioca, esas piruetas imposibles, en un cuerpo de 16 años y solo 1 metro y 47 centímetros, fueron una suerte de cartas credenciales. Allí pasó a la historia como la primera gimnasta estadounidense en lograr cuatro medallas de oro en unos JJOO (una con el equipo y tres en solitario). El mundo entero, que se rindió a sus pies, auguraba un largo reinado. En Tokio la atención planetaria volvió a estar sobre ella, generando la expectativa que rompiese la barrera de las nueve medallas de Latynina, la mayor medallista olímpica de la historia, y que se acercase a la bielorrusia Vitaly Scherbo, la figura de la disciplina con más medallas entre mundiales y citas olímpicas. Pero, pasó lo que pasó: un bloqueo mental que la desorientaba durante las maniobras aéreas.

«No sólo hacer lo que el mundo quiere que hagamos»

«Venir a los Juegos Olímpicos y ser la estrella principal no es una tarea fácil. Creo que la salud mental prevalece más en los deportes. Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos y no solo salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos. Es una mierda cuando estás peleando con tu propia cabeza», declaró cuando el trabajo siquiátrico empezó a dar frutos y comenzó a entender lo que estaba viviendo. Había que volver y, otra vez el mundial de Amberes, con cinco nuevas medallas (4 de oro), que le hizo elevar su cosecha personal a 30 preseas, fue la constatación en 2023 que su mente volvía a estar equilibrada con su cuerpo.

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Así llegó a Paris, con el peso de la responsabilidad redoblado por este aguardado regreso. Solo unas pocas evoluciones dejaron en claro que la magia estaba de vuelta. Era el reencuentro olímpico, coronado por una ovación que no quería apagarse tras la disputa de medallas del martes 30 de julio, en donde el dream team estadounidense estuvo a la altura de sus estrellas que lo integran, como Sunisa Lee o Jordan Chiles. El reconocimiento fue para todas, pero estaba claro que cuando inclinó su cabeza al recibir la medalla dorada, esta ceremonia que tantas veces ha protagonizado, para Biles tenía un significado especial. Y este jueves, con su oro en el ‘all around’, dejó claro quién es la reina de la gimnasia.

Más que una celebración, era una revancha consigo misma y el triunfo, ojalá definitivo, sobre sus propios demonios, exorcizados en 3 años de terapia integral. Las 20.000 personas que abarrotaban la Bercy Arena, estrellas del deporte y el espectáculo incluidas, entendieron que eran espectadores del renacimiento de una de las grandes de la historia y, una de las candidatas fuertes a figura central de los juegos. Pero, posiblemente, para Simone no sea lo prioritario, ni lo que le quite el sueño. Volver a sus 27 años a coordinar mente y cuerpo, para hacer lo que le gusta y le hace feliz, puede ser la más codiciada de las preseas para toda esa grandeza mágicamente concentrada en un metro y 47 centímetros.

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